Estados Unidos: Pausa inesperada en la ofensiva naval

Estados Unidos reconoció una “pequeña pausa” en sus ataques a las presuntas narcolanchas que —según Washington— transportan droga hacia su territorio. El anuncio lo hizo el secretario del Departamento de Guerra, Pete Hegseth, durante la novena reunión de gabinete celebrada este martes.

De acuerdo con Hegseth, la interrupción no responde a un repliegue estratégico, sino a la creciente dificultad para localizar embarcaciones que puedan ser objetivo de operaciones militares. Esta admisión contrasta con la narrativa oficial que el presidente Donald Trump mantiene sobre el supuesto éxito de la campaña marítima contra el tráfico de drogas.

Un operativo limitado por la falta de objetivos

Hegseth explicó que las fuerzas estadounidenses presentan complicaciones para encontrar barcos que cumplirían con los criterios de ataque establecidos por la administración.

“Hemos tenido una pequeña pausa porque es difícil encontrar barcos para atacar en este momento, que es el objetivo principal”, declaró.

Esta afirmación confirma que la ofensiva naval depende de la identificación precisa de embarcaciones consideradas como amenaza, algo que se ha vuelto cada vez más complejo ante la evolución de las rutas y tácticas de grupos criminales, así como por la ausencia de información verificable que sustente las acusaciones emitidas por Washington.

Trump presume reducción del tráfico marítimo

En su intervención, el presidente Donald Trump aseguró que el tráfico de drogas por vía marítima ha caído 91 por ciento, gracias a los ataques implementados en el mar Caribe.

“Estamos deteniendo el tráfico de drogas. Estamos atacando los buques. Estamos venciendo a los narcoterroristas (…) las drogas que llegan por mar a Estados Unidos bajaron un 91 por ciento y no sé qué es el nueve por ciento restante”, afirmó.

Sin embargo, estas declaraciones —sin datos verificables públicos— contrastan con la admisión de Hegseth sobre la falta de objetivos claros. La discrepancia abre interrogantes sobre la eficacia real de la estrategia militar y sobre qué metodología se utiliza para calcular las cifras mencionadas

Ausencia de evidencia y críticas internacionales

La falta de pruebas documentadas sobre la existencia o la captura de estas supuestas narcolanchas ha generado cuestionamientos dentro y fuera de Estados Unidos. Diversos gobiernos de la región han solicitado mayor claridad sobre los criterios con los que Washington justifica los ataques, especialmente en un contexto donde cualquier operación militar en aguas compartidas puede generar tensiones diplomáticas.

Organizaciones de derechos humanos han señalado que los ataques marítimos sin evidencia transparente pueden exponer a civiles a riesgos innecesarios y violar el derecho internacional si no existe un proceso detallado de verificación previa.

Operaciones en el Caribe: política y discurso

La ofensiva contra las narcolanchas forma parte del discurso de la administración Trump para reforzar la idea de un combate frontal contra el narcotráfico. No obstante, la reciente pausa evidencia que la capacidad operativa no siempre corresponde a la narrativa política.

El Caribe, históricamente una zona clave en las rutas del contrabando, se ha vuelto un escenario donde la militarización aumenta, pero donde continúan enfrentándose desafíos como:

• Movilidad rápida y discreta de embarcaciones pequeñas
• Redes criminales descentralizadas
• Falta de cooperación regional uniforme
• Información de inteligencia no siempre verificable

Consecuencias estratégicas para Estados Unidos

La pausa en los ataques podría obligar a Washington a replantear su estrategia militar y a evaluar nuevas capacidades de detección o vigilancia marítima. También podría generar presión política interna para demostrar resultados más concretos en la lucha contra el narcotráfico, especialmente en un periodo donde el discurso de seguridad fronteriza se usa como argumento electoral.

Si las operaciones no reanudan con efectividad, el gobierno de Trump podría enfrentar críticas por la falta de transparencia, por haber realizado ataques sin evidencia sólida y por no respaldar con datos verificables las afirmaciones sobre supuestos avances.

La “pequeña pausa” anunciada por el Departamento de Guerra revela una contradicción entre el discurso político y la realidad operativa en el Caribe. Mientras Trump asegura una reducción histórica del tráfico marítimo de drogas, Hegseth admite que no hay embarcaciones claras para atacar.

Esta discrepancia deja en evidencia un problema mayor: la falta de información verificable sobre las narcolanchas, la ausencia de pruebas públicas y el riesgo de que las acciones militares en la región respondan más a motivos políticos que a resultados efectivos.

Lo que ocurra en las próximas semanas será clave para determinar si la ofensiva naval estadounidense es realmente efectiva o si solo forma parte de un relato político sin sustento empírico sólido.