lunes, diciembre 22, 2025

El negocio de la muerte crece en Corea del Sur: soledad y envejecimiento

En las aulas del Instituto de Ciencia y Tecnología de Busan, un grupo de jóvenes surcoreanos aprende a envolver con delicadeza un maniquí con telas blancas. No es una práctica teatral, sino una preparación para un oficio que crece tan rápido como envejece el país: el de embalsamadores y agentes funerarios.

Corea del Sur enfrenta una transformación silenciosa. Casi la mitad de su población tiene más de 50 años y el 42% vive solo. Es un país que envejece a una velocidad inédita, con la tasa de natalidad más baja del mundo. En ese vacío generacional, la muerte se ha convertido en una oportunidad laboral, y la soledad, en su principal cliente.

La nueva generación de embalsamadores

Jang Jin-yeong, de 27 años, decidió estudiar administración funeraria porque vio una realidad evidente:

“Con el envejecimiento de nuestra sociedad, la demanda de este trabajo no hará más que aumentar”, explica.

Su compañero, Im Sae-jin, de 23 años, eligió el camino después de despedir a su abuela:

“Vi lo maravillosamente preparada que estaba para su última despedida. Me sentí agradecido”.

En los talleres de Busan, los estudiantes practican el arte del adiós, mientras afuera el país se enfrenta a una crisis demográfica que transforma sus valores más íntimos.

Muertes solitarias y limpiadores del olvido

En Corea del Sur, los hogares unipersonales se multiplican, y con ellos, los casos de muertes solitarias —personas que fallecen sin ser descubiertas por días o semanas—. Ante esta realidad, ha surgido una nueva profesión: los limpiadores de viviendas tras muertes solitarias.

Uno de ellos es Cho Eun-seok, un exmúsico clásico de 47 años, que ahora dedica su vida a limpiar los espacios donde otros murieron sin compañía. “Cada casa es un retrato de la persona”, dice mientras recuerda las botellas vacías de soju y los regalos nunca abiertos que deja atrás la soledad.

La tasa de suicidios en Corea del Sur es la más alta del mundo desarrollado, y estas muertes muchas veces ocurren sin testigos. Cho ha sido llamado incluso para limpiar autos rentados donde los clientes se quitaron la vida. Su trabajo ya no es solo limpieza: también es contención, respeto y memoria.

Cuando la limpieza se convierte en un acto de compasión

En su labor, Cho ha encontrado historias que lo marcaron. Una adolescente que vivía sola le pedía no tirar una pequeña caja. Tras su suicidio, descubrió que dentro había un hámster aún con vida.

“Solo pensé en salvarlo”, recuerda.

Para trabajadores como Kim Doo-nyeon, veterano del sector funerario, este fenómeno refleja una verdad inquietante:

“Cuando las personas viven juntas, queda algo de ellas. Pero cuando mueren solas, hay que llevárselo todo”.

La soledad como espejo de un país

La soledad y el envejecimiento están moldeando una nueva economía de la muerte en Corea del Sur. Los jóvenes que antes soñaban con empleos tecnológicos ahora preparan cuerpos, limpian hogares o desarrollan dispositivos para detectar muertes sin asistencia.

En un país donde el olor del abandono puede sentirse tras tres días, la muerte se ha convertido en un negocio necesario y, a la vez, un reflejo de una sociedad que envejece sin hijos, sin redes y sin tiempo para acompañar.

Owen Michell
Owen Michell
Owen Michell es nuestro editor especializado en noticias digitales, con un profundo conocimiento en identificar tendencias y desarrollar contenido de consulta. Su experiencia en el panorama digital le permite brindar información relevante y atractiva para nuestra audiencia. Su pericia en el ámbito de las noticias digitales contribuye a la autoridad y actualidad de nuestro sitio.
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