Belém, Brasil. En medio del calor húmedo de la selva amazónica, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva inauguró la COP30 con un mensaje contundente:
“Es hora de derrotar a los negacionistas”.
El líder brasileño, que ha hecho del medio ambiente una bandera de su tercer mandato, aprovechó la apertura de la cumbre climática para lanzar una advertencia global:
“Es mucho más barato luchar contra el cambio climático que hacer la guerra”, dijo en referencia a los conflictos actuales, como el de Ucrania.
La Amazonía, escenario simbólico y estratégico
La elección de Belém, puerta de entrada a la Amazonía, no es casual. Lula busca mostrar que Brasil puede ser el ejemplo de cómo conservar el pulmón del planeta mientras impulsa un modelo económico sostenible.
A diferencia de cumbres anteriores, esta edición marca un punto de inflexión: Estados Unidos no participa, lo que agrava la preocupación por el liderazgo global en la acción climática. Donald Trump, que ha calificado el cambio climático como “la mayor estafa de la historia”, simboliza el avance del negacionismo que Lula busca frenar.
La batalla política por el clima
El discurso de Lula no fue solo ambiental, sino profundamente político. En un contexto de tensiones geopolíticas y de crisis climática acelerada, el mandatario brasileño se posiciona como un líder del Sur Global decidido a defender “la ciencia frente a la ideología”, en palabras del presidente francés Emmanuel Macron.
Expertos como Bill Hare, de Climate Analytics, advirtieron que esta podría ser “una de las COP más difíciles” por el aumento del negacionismo y la falta de compromisos firmes de potencias emisoras.
Una oportunidad histórica para Brasil
La COP30 representa también una oportunidad para que Brasil recupere su papel de protagonista ambiental. Lula quiere transformar la Amazonía en un símbolo de esperanza, mediante políticas de reforestación, energías limpias y cooperación internacional.
La ausencia de EE.UU. deja un vacío que Brasil y la Unión Europea buscan llenar, proponiendo alianzas climáticas con África, Asia y América Latina. Este esfuerzo multilateral podría redefinir el mapa político del clima.
“Es más caro ignorar que actuar”
Con tono emotivo, Lula recordó que los efectos del cambio climático no son abstractos: incendios, sequías, inundaciones y pérdida de biodiversidad afectan directamente la vida de millones de personas.
“Negar el cambio climático es condenar a nuestros hijos”, afirmó, mientras los delegados aplaudían.
El mensaje resonó más allá de las fronteras brasileñas: actuar hoy no es solo una cuestión de ciencia, sino de supervivencia.


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