El gobierno chino anunció un plan integral para la transformación digital de su industria de fabricación de información electrónica, estableciendo objetivos clave para 2027 y 2030. Esta iniciativa busca consolidar al sector como estratégico y pionero, en un contexto de intensa competencia tecnológica global.
En una clara señal de sus ambiciones de liderazgo tecnológico, China ha desvelado un plan de implementación detallado para la transformación digital de su vasta industria de fabricación de información electrónica. El plan, publicado por el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información (MIIT) junto con otros órganos gubernamentales, considera a este sector como «estratégico, fundamental y pionero» para la economía nacional, jugando un papel crucial en la integración de las economías real y digital y en el fomento de «nuevas fuerzas productivas de calidad».
Objetivos ambiciosos para la próxima década
El plan establece una hoja de ruta con metas específicas:
Para 2027:
- Las principales empresas del sector deberán alcanzar una tasa de control numérico superior al 85% en sus procesos de producción clave.
- Se habrá establecido en gran medida una nueva infraestructura de información para soportar la transformación digital y la actualización inteligente de la industria.
- La computación avanzada y la inteligencia artificial (IA) estarán profundamente integradas en el desarrollo industrial.
Para 2030:
Estará operativo un sistema de infraestructura de datos relativamente sólido para la industria de fabricación de información electrónica.
- Se habrá completado en gran medida una base de datos industrial.
- Se desarrollará una serie de productos inteligentes emblemáticos.
- Tomará forma un ecosistema digital cohesivo.
- Se esperan mejoras significativas en la eficiencia y calidad de la transformación digital, así como nuevos avances para posicionar a China en el extremo superior de la cadena de valor global.
Respuesta a la “guerra de semiconductores” y búsqueda de autosuficiencia
Esta iniciativa se enmarca en un contexto de intensa competencia global por la supremacía tecnológica, popularmente conocida como la «guerra de semiconductores», que enfrenta principalmente a Estados Unidos y China. Washington ha impuesto restricciones al acceso de China a chips avanzados y equipos de fabricación, lo que ha llevado a Pekín a redoblar esfuerzos para reducir su dependencia de tecnologías extranjeras e invertir masivamente en sus capacidades nacionales.
El plan de transformación digital es, en este sentido, una respuesta directa a estas presiones externas y un pilar fundamental en la estrategia china para alcanzar la autosuficiencia tecnológica. Al buscar controlar más eslabones de la cadena de valor de la información electrónica y desarrollar sus propias tecnologías de vanguardia, China aspira a asegurar su desarrollo económico y su seguridad nacional.
Mientras tanto, la «guerra de chips» está provocando una diversificación de la producción global. Gigantes como Intel, TSMC y Samsung están expandiendo sus operaciones hacia el Sudeste Asiático. En este escenario, actores emergentes como la región de Sarawak en Malasia están buscando posicionarse como nuevos centros de semiconductores, desarrollando incluso prototipos de IA como el convertidor de potencia KETEQ.AI en colaboración con el Reino Unido. Esto indica una complejización de la dinámica tecnológica en Asia, donde la competencia por talento e inversión en IA y semiconductores se extiende más allá de las superpotencias.
«Nuestra visión es clara: hacer de Sarawak un actor competitivo, resiliente y preparado para el futuro en la industria global de semiconductores.» – Premier de Sarawak, Datuk Patinggi Tan Sri Abang Johari Tun Openg.
La IA como catalizador y los riesgos de ciberseguridad
La inteligencia artificial es un componente central del plan chino, concebida como un habilitador clave para la «transformación inteligente» que Pekín persigue. Los avances globales en IA, discutidos en eventos como Google I/O 2025 , y su creciente aplicación en sectores como la medicina de precisión , son un telón de fondo para las ambiciones chinas.
Sin embargo, estas ambiciones tecnológicas no están exentas de controversia. Coincidiendo con el anuncio del plan, la República Checa acusó formalmente a China de estar detrás de una campaña de ciberataques contra la red de comunicaciones de su Ministerio de Asuntos Exteriores, atribuyendo la actividad al grupo APT31, presuntamente asociado con el Ministerio de Seguridad del Estado chino. La OTAN y la Unión Europea condenaron los ataques, y Estados Unidos señaló que APT31 ha robado previamente secretos comerciales y propiedad intelectual.
Estas acusaciones plantean interrogantes sobre las tácticas que China podría emplear para alcanzar sus objetivos tecnológicos y asegurar sus cadenas de suministro. A medida que China avanza en su agenda digital y busca un mayor control sobre los datos y la infraestructura, crecen las preocupaciones internacionales sobre la ciberseguridad y el espionaje industrial, lo que podría generar desconfianza y obstaculizar la cooperación internacional que el propio país necesita.
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