sábado, diciembre 20, 2025

China frena exportaciones de minerales clave y sacude la industria global

La madrugada del 4 de abril, contenedores llenos de imanes de tierras raras permanecían detenidos en puertos chinos. La orden había sido clara: suspender la salida de seis minerales estratégicos, vitales para industrias clave del mundo moderno. Así comenzaba una nueva escalada en la guerra comercial entre China y Estados Unidos.

La decisión de Pekín, vista como represalia a los recientes aranceles impuestos por Donald Trump, sacudió a empresas tecnológicas y de defensa. Desde Silicon Valley hasta Washington, la preocupación creció rápidamente. ¿Qué pasará si se agotan las reservas? ¿Está en riesgo el suministro de vehículos eléctricos, drones o misiles?

Imanes invisibles, impactos gigantes

China produce más del 90 % de los imanes de tierras raras pesadas del mundo. Aunque parecen invisibles, están presentes en todo: dirección asistida de autos, motores de aviones, sistemas de guía de misiles, drones, robots industriales. Su poder magnético es 15 veces superior al del hierro convencional.

Empresas como Tesla y BYD dependen de estos componentes, especialmente de la empresa JL Mag Rare-Earth Company. Su planta en Ganzhou, una ciudad que hoy está en el centro del tablero geopolítico, abastece gran parte del mercado global.

Michael Silver, CEO de American Elements, confirmó que pasarán al menos 45 días para obtener nuevas licencias de exportación. Mientras tanto, los embarques están paralizados, y la incertidumbre crece.

Defensa, la gran preocupada

James Litinsky, de MP Materials —la única mina activa de tierras raras en EE.UU.— fue claro: “Los drones y la robótica son el futuro de la guerra, y nos estamos quedando sin insumos”.

El impacto en defensa es inminente. El óxido de disprosio, esencial para los imanes de precisión, ya alcanza los USD 204 por kilo en Shanghai. El precio podría dispararse aún más si China decide extender el bloqueo.

Daniel Pickard, del comité asesor de minerales críticos del gobierno de EE.UU., advirtió que el impacto será severo si no se diversifican las fuentes. Hoy, la dependencia con China es total.

Una respuesta al estilo Trump

La raíz de esta reacción china se encuentra en los nuevos aranceles que Trump impuso en abril. Su retórica proteccionista reactivó viejas tensiones, y Pekín respondió donde más duele: en la tecnología.

Este no es solo un conflicto comercial. Es una lucha por el control del futuro: de los autos eléctricos, la inteligencia artificial, la defensa y el liderazgo industrial.

Y mientras algunos puertos chinos permiten aún exportaciones mínimas si no van a EE.UU., otros aplican una fiscalización severa. La fragmentación del sistema aduanal refleja la complejidad y ambigüedad de la estrategia china.

¿Qué viene ahora?

Con empresas ajustando sus inventarios y gobiernos buscando nuevos proveedores en África o América Latina, comienza una carrera contrarreloj. La crisis expone una fragilidad global: la excesiva concentración de minerales críticos en un solo país.

El mundo observa con atención si esta medida será temporal o el inicio de una nueva era de nacionalismo industrial. Lo cierto es que el suministro de componentes esenciales para el desarrollo tecnológico está en jaque. Y en este tablero, China juega con ventaja.

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Owen Michell
Owen Michell
Owen Michell es nuestro editor especializado en noticias digitales, con un profundo conocimiento en identificar tendencias y desarrollar contenido de consulta. Su experiencia en el panorama digital le permite brindar información relevante y atractiva para nuestra audiencia. Su pericia en el ámbito de las noticias digitales contribuye a la autoridad y actualidad de nuestro sitio.
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