La noche del domingo marcó un nuevo capítulo en la historia política de Ecuador. Daniel Noboa, con apenas 37 años, logró lo que para muchos parecía imposible: asegurar un segundo mandato en medio de un país polarizado, con una crisis de seguridad agudizada y una oposición que no reconoce los resultados. Pero fue una felicitación internacional la que sorprendió a todos y acaparó titulares globales: Donald Trump, expresidente de los Estados Unidos, celebró la victoria de Noboa a través de su red social Truth Social.
“¡Felicitaciones a Daniel Noboa! Será un gran líder para el maravilloso pueblo ecuatoriano. ¡No los defraudará!”, escribió Trump, reconociendo el triunfo con más del 55 % de los votos frente a Luisa González.
Una alianza que ya se venía cocinando
Este gesto no fue aislado. La relación entre ambos líderes comenzó a cimentarse desde 2023, cuando Noboa viajó a Mar-a-Lago y compartió una ronda de golf con Trump. Ese momento, que parecía simbólico, fue apenas el inicio de una estrategia clara del ecuatoriano: proyectar liderazgo internacional, especialmente con figuras del ala conservadora global.
Noboa, empresario de raíces políticas, ha construido su imagen como un reformador decidido. Su primera gestión estuvo marcada por medidas drásticas contra la inseguridad, como el régimen de excepción y la militarización de cárceles. Estas acciones, aunque polémicas, le granjearon apoyo popular, especialmente en zonas urbanas afectadas por el crimen.
Una elección entre dos modelos de país
Mientras tanto, Luisa González, con el respaldo del expresidente Rafael Correa, intentó revivir el modelo correísta: más inversión pública, recuperación de derechos laborales y control del Estado en sectores estratégicos. Su derrota no fue bien recibida. “Es el más grotesco fraude electoral”, dijo tras conocerse los resultados preliminares, que daban una ventaja de más de 11 puntos a Noboa.
González pidió la apertura total de urnas, mientras el Consejo Nacional Electoral (CNE) aseguró que el proceso fue transparente. La falta de reconocimiento por parte de la oposición amenaza con profundizar la tensión política en el país.
Un segundo mandato bajo la lupa
Noboa deberá navegar aguas turbulentas. Su segundo mandato comienza con un respaldo contundente, pero también con desafíos enormes: recuperar la seguridad ciudadana, estabilizar la economía y mantener la legitimidad ante una oposición que se rehúsa a aceptar los resultados.
El apoyo de Trump, aunque simbólico, podría ser un impulso para Noboa en el tablero internacional, sobre todo ante futuros acuerdos bilaterales. Además, podría fortalecer su narrativa de cambio y firmeza frente al crimen, alineándose con políticas de mano dura respaldadas por sectores conservadores.
Mientras los simpatizantes de Noboa celebraban con fuegos artificiales en Quito, el país entero espera respuestas concretas. La reelección ha sido solo el primer paso. La verdadera prueba comienza ahora.
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