Cuatro proyectos inmobiliarios ubicados en zonas turísticas de Quintana Roo se encuentran actualmente bajo revisión de la Semarnat, como parte del proceso de evaluación de impacto ambiental que exige la ley antes de autorizar obras de este tipo. Se trata de desarrollos con distintos alcances, pero uno de ellos destaca por su tamaño y complejidad: el Hotel Terraesmeralda Punta Maroma, en el municipio de Playa del Carmen.
De acuerdo con la información ingresada ante la autoridad ambiental, se trata de un desarrollo turístico integral que se planea construir en cinco fases a lo largo de 18 años, dentro del complejo Punta Maroma, a 2.3 kilómetros de la carretera federal Cancún-Tulum.
El predio donde se pretende edificar el hotel resulta de la fusión de dos lotes, con una superficie total de 11.85 hectáreas y un frente de playa de aproximadamente 450 metros, con vista hacia la isla de Cozumel. En este espacio se proyecta la construcción de 10 edificios que albergarán un total de 954 habitaciones de hotel, distribuidas entre categorías junior, ejecutivas y presidenciales.
Además de las habitaciones, el proyecto contempla un “destination spa”, salón de eventos, gimnasio, áreas comerciales, canchas de tenis y un total de ocho albercas para adultos y niños. También se prevé la construcción de 802 cajones de estacionamiento, ubicados a nivel natural del terreno, así como diversas áreas de servicios y consumo para atender la capacidad del hotel.
Para poder desarrollarse, el proyecto solicita el cambio de uso de suelo en 4.75 hectáreas de terrenos forestales, donde actualmente existe vegetación secundaria arbórea de selva mediana subcaducifolia. Este punto es uno de los aspectos centrales que analiza la Semarnat, debido a los posibles impactos ambientales que podría generar la remoción de esta cobertura vegetal.
La empresa promotora, Terraesmeralda, S.A. de C.V., estima una inversión aproximada de cinco millones de dólares para el desarrollo. Dentro de su manifestación ambiental, también se incluyen programas de mitigación, como rescate y reubicación de fauna y flora, vigilancia ambiental, manejo de residuos, conservación de suelos, reforestación y educación ambiental, con un costo anual cercano a los dos millones de pesos.
Los otros proyectos
El segundo proyecto bajo revisión se localiza en el municipio de Cozumel y lleva por nombre The Stella. A diferencia del anterior, se trata de un desarrollo de menor escala, enfocado en la construcción y operación de un edificio con 14 departamentos y tres penthouse, distribuidos en seis niveles y una azotea, sobre la avenida Rafael E. Melgar.
En este caso, el proyecto ya cuenta con tres niveles construidos, por lo que la evaluación ambiental se centra en la continuación de las obras y la operación del inmueble. El predio tiene una superficie de 1,752 metros cuadrados y contempla áreas comunes, amenidades y estacionamiento en planta baja, en una zona urbana de la isla.
El tercer proyecto se ubica en la Zona Hotelera de Cancún, dentro del municipio de Benito Juárez, y corresponde a Plaza Tortugas. Este desarrollo solicita el cambio de uso de suelo en poco más de tres mil metros cuadrados de terreno forestal costero con vegetación secundaria residual.
Plaza Tortugas se plantea como un desarrollo de uso mixto, turístico y comercial, de baja escala. Su diseño considera locales comerciales, áreas gastronómicas, espacios de convivencia y recreación al aire libre, con una estructura abierta que combine zonas techadas y no techadas, en un punto estratégico del bulevar Kukulkán.
Finalmente, el cuarto proyecto en revisión vuelve a situarse en Cozumel y se denomina Centro Cozumel. Este desarrollo es de carácter residencial-turístico y contempla un cambio de uso de suelo en casi seis hectáreas de terrenos forestales con vegetación secundaria de selva mediana subperennifolia, dentro de un conjunto de predios que suman más de ocho hectáreas.
Centro Cozumel incluye la construcción de varias torres habitacionales, un condohotel, áreas comerciales, club de playa, alberca y amenidades. Por su extensión y características, este proyecto, al igual que el de Punta Maroma, se encuentra bajo un análisis detallado por parte de la Semarnat, que deberá determinar si los impactos ambientales pueden ser prevenidos, mitigados o compensados antes de autorizar su ejecución.


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