El contexto histórico: ¿por qué Trump admira a McKinley?
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca no es solo un fenómeno político, sino una declaración de intenciones. Su modelo de inspiración es William McKinley, el presidente que a finales del siglo XIX encarnó el auge del imperialismo estadounidense. Fue McKinley quien lideró la apropiación de territorios como Filipinas, Cuba y Puerto Rico, marcando un antes y un después en la política exterior de Estados Unidos.
Hoy, Trump retoma ese legado, enarbolando un discurso de “grandeza estadounidense” que revive una agenda proteccionista y expansionista, pero ahora adaptada al siglo XXI. Sus amenazas de aranceles y su insistencia en repatriar inversiones extranjeras ya están impactando a México, justo cuando el país lanza su ambicioso Plan México: Estrategia Nacional de Industrialización y Prosperidad Compartida.
¿Qué es el Plan México?
El Plan México es una propuesta de política industrial que pretende transformar la economía nacional hacia una mayor integración en cadenas globales de valor, mientras impulsa el desarrollo regional y la creación de empleos bien remunerados. Inspirado en las ideas de la economista Mariana Mazzucato, este plan se enfoca en las siguientes misiones clave:
- Aumentar el contenido nacional y regional en sectores estratégicos.
- Crear empleos especializados en manufactura avanzada e innovación.
- Fomentar el desarrollo regional a través de polos de bienestar y corredores industriales.
- Incrementar el valor agregado en cadenas globales.
- Definir prioridades nacionales para atraer inversión extranjera alineada con el bienestar social.
- Fortalecer la integración regional en América del Norte.
El plan apuesta por incentivos a la inversión privada y la atracción de inversión extranjera directa (IED), pero su éxito enfrenta varios retos estructurales, internos y externos.
Los retos internos: fiscalidad y desigualdad
Uno de los puntos débiles del Plan México es su falta de claridad sobre cómo financiar sus ambiciosos objetivos. México mantiene una fiscalidad regresiva y limitada, con una de las tasas de recaudación más bajas de la OCDE. Sin una reforma fiscal progresiva que garantice recursos suficientes, la implementación del plan queda en el aire.
Además, la confianza en la inversión privada como motor principal de desarrollo genera dudas, especialmente en un contexto donde los grandes capitales han prosperado históricamente gracias a concesiones gubernamentales y no necesariamente por una dinámica de mercado competitiva.
Los desafíos externos: Trump y la política de aranceles
Mientras México busca atraer inversión extranjera para materializar el Plan México, Donald Trump impulsa una estrategia opuesta. En su renovada agenda presidencial, ha reforzado el proteccionismo económico y amenaza con aranceles a las empresas estadounidenses que inviertan fuera de su territorio.
Este contexto pone en riesgo el atractivo de México como destino para la relocalización de cadenas de suministro (nearshoring), especialmente en sectores como la manufactura y la tecnología, donde la región fronteriza con Estados Unidos debería ser una ventaja competitiva.
Mariana Mazzucato: la inspiración detrás del plan
El Plan México encuentra su fundamento teórico en las ideas de Mariana Mazzucato, quien aboga por un modelo económico basado en misiones estratégicas lideradas por el Estado. Sin embargo, su éxito depende de la capacidad del gobierno para actuar como un motor de desarrollo, algo que requiere recursos y soberanía financiera.
Sin una reforma fiscal ambiciosa, la aplicación de estas ideas enfrenta límites significativos en México, donde la dependencia del capital privado y la falta de un sistema progresivo de recaudación perpetúan la desigualdad estructural.
¿Un plan viable o un sueño inconcluso?
El Plan México es una propuesta que, en el papel, promete transformar la economía nacional y avanzar hacia una integración más equitativa en las cadenas globales de valor. Sin embargo, enfrenta obstáculos internos, como la ausencia de una reforma fiscal progresiva, y externos, como las presiones arancelarias y proteccionistas de Donald Trump.
El éxito del plan dependerá no solo de su implementación técnica, sino también de la voluntad política para abordar los problemas estructurales que frenan el desarrollo del país. En un contexto global marcado por la competencia económica y los desafíos geopolíticos, México debe decidir si tomará el camino de la transformación real o seguirá postergando las reformas necesarias para consolidar su soberanía y prosperidad.
¡Únete a nuestro canal en WhatsApp! Las noticias más relevantes del día directamente en tu dispositivo móvil.


TE PODRÍA INTERESAR