México y su soberanía: un mensaje claro desde la Cancillería
La tarde del viernes, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) emitió un mensaje que resonó con fuerza dentro y fuera del país: México no permitirá la participación de fuerzas armadas estadounidenses en operaciones dentro de su territorio.
Con la voz institucional de la presidenta Claudia Sheinbaum detrás, la Cancillería defendió la soberanía nacional como principio inquebrantable de la política exterior.
El origen del pronunciamiento: un diálogo bilateral en tensión
Horas antes, el embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, había declarado que ambos países están “unidos como dos aliados soberanos” para enfrentar a los cárteles. Sus palabras se dieron en un contexto sensible: la firma por parte del presidente Donald Trump de una orden ejecutiva autorizando el uso de las fuerzas armadas estadounidenses contra organizaciones criminales.
Aunque Johnson matizó que esta acción no significaba operaciones unilaterales en territorio mexicano, el gesto provocó que la SRE fijara postura de inmediato.
Principios de la cooperación México-EE.UU.
En un comunicado de siete puntos, la Cancillería fue enfática: la cooperación bilateral en seguridad se basará en confianza mutua, responsabilidad compartida, igualdad soberana, respeto a la integridad territorial y colaboración sin subordinación.
El mensaje central es claro: la seguridad nacional se construye desde adentro, con acciones coordinadas, pero sin ceder el control a fuerzas extranjeras.
Una estrategia de seguridad con sello propio
México recordó que cuenta con su Estrategia Nacional de Seguridad, centrada en atender las causas estructurales de la violencia, como la desigualdad, la falta de oportunidades y la impunidad.
El enfoque, según la SRE, es construir la paz con justicia y reforzar el combate al tráfico ilícito de drogas y armas desde una perspectiva integral, que incluya la cooperación internacional sin poner en riesgo la soberanía.
El mensaje político y diplomático
La frase final del comunicado no deja lugar a interpretaciones: “México no aceptaría la participación de fuerzas militares estadounidenses en nuestro territorio”.
En un contexto global donde las líneas entre cooperación y presencia militar pueden difuminarse, este pronunciamiento es un recordatorio de que la diplomacia mexicana sigue trazando límites claros.
Un punto de inflexión en la relación bilateral
Más allá de la coyuntura, este episodio marca un momento clave en la relación México-Estados Unidos. La reafirmación de la soberanía no implica un rechazo a la cooperación, sino un mensaje sobre cómo y bajo qué condiciones debe desarrollarse.
En un mundo interconectado y con amenazas transnacionales, México busca mantener la balanza entre la colaboración y la defensa de su autonomía.
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