La reciente masacre en el bar “Los Cantaritos” de Querétaro, en la que murieron al menos 10 personas, ha puesto el foco sobre la creciente presencia de grupos criminales en un estado que hasta hace poco era visto como una “burbuja” de seguridad. La brutalidad del ataque, donde hombres armados irrumpieron y abrieron fuego en el popular establecimiento, marca un punto de inflexión para Querétaro, que durante años mantuvo una imagen de paz en contraste con la violencia que azota a sus vecinos.
Este ataque no es un hecho aislado. Desde hace tiempo, expertos como el periodista Óscar Balderas advertían sobre el riesgo de que Querétaro se convierta en la próxima Guanajuato: un estado atrapado en una espiral de violencia debido a la disputa territorial entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel Santa Rosa de Lima (CSRL).
¿Querétaro en peligro? El “Triángulo de las Bermudas” y la guerra del huachicol
Querétaro forma parte de una zona conocida por los expertos en seguridad como el “Triángulo de las Bermudas” de México, en la que confluyen tres estados clave: Puebla, Guanajuato y Querétaro. Este triángulo alberga numerosos ductos de Pemex que, debido a su extensión, no pueden ser vigilados en su totalidad. Esto convierte a la región en un foco de actividad para los grupos que buscan controlar el robo de combustible o “huachicol”, una práctica lucrativa que alimenta la economía de diversos cárteles en el país.
Con la sobreexplotación de las rutas de huachicol en Guanajuato y el aumento de operativos de seguridad en la región, los cárteles han comenzado a mirar hacia Querétaro como un territorio fértil y menos vigilado para expandir sus actividades. Según Balderas, el CJNG y el CSRL no solo buscan el control de rutas de huachicol, sino que también se disputan el mercado de drogas, en especial de la metanfetamina cristal, y la extorsión de comercios y negocios.
Primeros focos rojos: desaparecidos y robo de vehículos en aumento
Aunque la percepción de Querétaro como un estado seguro sigue vigente para muchos, los datos revelan un incremento en la violencia que no puede ignorarse. Balderas señala que dos indicadores han comenzado a encender alarmas: el número creciente de personas desaparecidas y el robo de vehículos. Ambos fenómenos, asegura el periodista, son señales de que el crimen organizado está aumentando su presencia en la entidad.
En el caso de los desaparecidos, tanto los datos oficiales como los registros de colectivos de búsqueda documentan un alarmante incremento en el número de desapariciones en Querétaro en los últimos años. Esta cifra elevada sugiere que detrás de la aparente calma, el estado enfrenta una crisis de seguridad subestimada.
El robo de vehículos es otro indicador clave, ya que estos automóviles son frecuentemente utilizados en actividades ilícitas como secuestros y extorsiones. Precisamente, el vehículo empleado en la masacre en “Los Cantaritos” tenía reporte de robo, lo que conecta este tipo de delitos con los actos de violencia que comienzan a emerger en la entidad.
Querétaro y el riesgo de convertirse en “la nueva Guanajuato”
La violencia que afecta a Guanajuato debido a la guerra entre cárteles podría estar a punto de replicarse en Querétaro. Balderas sostiene que la estructura criminal del Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel Santa Rosa de Lima se está moviendo hacia Querétaro debido a la sobreexplotación de las rutas de huachicol y la fuerte presencia de fuerzas de seguridad en Guanajuato.
Querétaro, con sus extensos ductos de Pemex y el crecimiento de su economía, representa un territorio que despierta el interés de estos grupos. Para los cárteles, tomar el control de este estado significaría expandir sus operaciones de tráfico de combustible y narcóticos, además de aumentar sus ingresos por extorsión. Esta expansión trae consigo el riesgo de que Querétaro experimente niveles de violencia sin precedentes, similares a los que han azotado a Guanajuato en los últimos años.
¿Qué sigue para Querétaro? La necesidad de una estrategia de seguridad efectiva
El ataque en “Los Cantaritos” podría ser una señal de lo que está por venir si las autoridades no logran contener a los cárteles. Las acciones de los cárteles no solo amenazan la seguridad de los habitantes, sino también la estabilidad económica y social del estado. Hasta hace poco, Querétaro era considerado un refugio seguro en medio de un país plagado de violencia, pero la realidad parece estar cambiando rápidamente.
Para Balderas, es esencial que las autoridades adopten una estrategia de seguridad sólida que abarque desde el fortalecimiento de la vigilancia en los ductos de Pemex hasta una mayor presencia de la Guardia Nacional en el estado. Si las señales de alerta se ignoran, Querétaro podría “guanajuatizarse”, enfrentando una violencia que podría impactar tanto la vida cotidiana como la economía de la región.
Conclusión: el futuro incierto de Querétaro
La tranquilidad que alguna vez caracterizó a Querétaro está en riesgo. La masacre en “Los Cantaritos” no solo dejó una estela de dolor y pérdidas, sino que también puso en evidencia una realidad que muchos preferían ignorar: los cárteles ya están aquí, y su influencia podría transformar radicalmente al estado si no se toman acciones efectivas y preventivas.
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