sábado, diciembre 20, 2025

La trampa de Los Chapitos: cómo el Chapo entregó al Mayo Zambada

Una supuesta reconciliación familiar fue el pretexto perfecto para trazar una trampa que cambiaría el curso del Cártel de Sinaloa. Al mando de la estrategia, Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, desde su celda en Estados Unidos, buscaba negociar la captura de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes más influyentes del cártel y antiguo aliado. Esta historia de traición y engaño pone en evidencia una estructura familiar rota y dispuesta a cualquier sacrificio para obtener beneficios legales.

¿Qué motivó la traición?

El Mayo Zambada, además de ser uno de los líderes más longevos del crimen organizado, era padrino de Joaquín Guzmán López, el hijo de “El Chapo”. Esta relación de “familia” permitió, durante años, una colaboración pacífica entre las dos ramas del cártel. Sin embargo, la captura y extradición de Joaquín Guzmán a Estados Unidos en 2017 cambió el equilibrio de poder. Para entonces, Los Chapitos—la descendencia de Guzmán Loera—se enfrentaban a un Cártel de Sinaloa cada vez más fracturado.

La muerte de Mauricio Gastélum, un intermediario crucial entre las familias Guzmán y Zambada, fue la primera piedra que abrió la grieta en esta estructura. Con su muerte en 2020, el cártel se encontró debilitado internamente, y las tensiones no tardaron en crecer. La presión por mantenerse a salvo y el deseo de obtener un camino libre en Estados Unidos llevaron a “El Chapo” a planear una estrategia arriesgada: sacrificar a su compadre y amigo, el Mayo Zambada, para ganar la gracia de las autoridades estadounidenses.

La reconciliación fingida: un plan elaborado desde la cárcel

La estrategia de “El Chapo” se originó con una carta enviada desde prisión a su hijo Joaquín, con instrucciones precisas sobre cómo acercarse nuevamente al Mayo. El objetivo era claro: una reconciliación fingida para ganarse la confianza de Zambada y, desde ahí, preparar su entrega. Los Chapitos, especialmente Joaquín Guzmán López, siguieron las instrucciones, entablando contacto y proponiendo resolver las diferencias.

En julio de 2024, el encuentro final entre Joaquín y el Mayo tuvo lugar en Huertos del Pedregal, Sinaloa. El veterano capo, en contra de las advertencias de sus colaboradores, accedió a asistir al evento, pensando en una oportunidad para resolver diferencias con “Los Chapitos”. Lo que Zambada desconocía era que, tras ese encuentro, sería trasladado a Estados Unidos, donde enfrentaría una condena inevitable.

“El Chapo” y su oferta de redención a través de la traición

Desde hace más de una década, Guzmán Loera había considerado la opción de un pacto con Estados Unidos, incluso sugiriéndolo en reuniones con sus hijos y asociados más cercanos. En una ocasión de 2013, El Chapo sugirió a sus hijos y a Dámaso López Serrano, alias “El Mini Lic”, entregarse y mudarse a Estados Unidos, considerando que ya contaban con suficientes recursos para retirarse. Sin embargo, Los Chapitos, especialmente Iván Archivaldo y Jesús Alfredo, se mostraron reticentes a la propuesta, prefiriendo continuar en el negocio.

Con la captura de Joaquín Guzmán en 2016 y la posterior extradición de Ovidio Guzmán, la urgencia por colaborar con las autoridades aumentó. La trampa a Zambada emergió, entonces, como un último intento por ganarse la confianza de los fiscales estadounidenses y negociar una salida menos severa para la familia Guzmán.

Una alianza traicionada: el impacto en el Cártel de Sinaloa

La captura del Mayo Zambada representa una fractura sin precedentes dentro del Cártel de Sinaloa. Para la estructura criminal, la figura de Zambada era un símbolo de estabilidad y experiencia, mientras que los jóvenes líderes de la facción de Los Chapitos han mostrado un enfoque más violento y menos estratégico. Su captura altera la dinámica del cártel y deja un vacío que los líderes restantes difícilmente llenarán sin una disputa interna.

Según revelaciones de otros colaboradores, el Mayo siempre priorizó la lealtad y la discreción, manteniendo un perfil bajo a diferencia de sus socios más jóvenes. Este esquema de valores marcó una época, pero también lo convirtió en un objetivo para aquellos que buscaban asegurar su propio futuro. Las alianzas dentro del cártel se vuelven cada vez más frágiles, mientras Los Chapitos intentan consolidar su poder en un entorno más hostil y bajo la presión constante de las autoridades.

Un legado roto y un futuro incierto para Los Chapitos

Para Joaquín Guzmán López, la captura de Zambada significó la culminación de una misión difícil. Su aparente falta de interés en la operación del cártel, según lo relatado por fuentes cercanas, siempre lo mantuvo a la sombra de sus hermanos Iván Archivaldo y Jesús Alfredo. La presión de la extradición y el deseo de cumplir con las órdenes de su padre impulsaron su decisión de sacrificar a su padrino, lo cual podría tener implicaciones a largo plazo en el futuro de Los Chapitos y del mismo Cártel de Sinaloa.

A medida que las autoridades estadounidenses y mexicanas aumentan su control sobre el narcotráfico, Los Chapitos se enfrentan a desafíos enormes. La traición de Zambada es solo el inicio de un proceso de redefinición para ellos, quienes deberán encontrar una forma de mantener la estabilidad y su dominio en un entorno de creciente incertidumbre.

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