En julio de 2025, la actividad industrial en México registró un retroceso que prende focos amarillos entre analistas. Según el Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI), la producción total del sector bajó 1.2% respecto a junio y cayó 2.8% en comparación anual.
La construcción mostró una disminución de 4.1% anual, golpeada sobre todo por la caída en obras de ingeniería civil, que se desplomaron más de 20%. El sector manufacturero, considerado motor del empleo, retrocedió 1.8% anual; dentro de este, la fabricación de prendas de vestir cayó casi 10% y la de insumos textiles un 9%.
La minería tampoco tuvo buen desempeño: perdió 5.9% en su comparación anual, principalmente por la menor extracción de petróleo y gas. En tanto, la generación y suministro de energía eléctrica, agua y gas bajó 3.7%.
Posibles causas de la baja
Para el economista Rodrigo Hernández, analista independiente, este retroceso refleja una combinación de factores internos y externos. “La construcción enfrenta menores proyectos de obra pública y una desaceleración en la inversión privada. En manufacturas, el enfriamiento de la demanda en Estados Unidos ha reducido pedidos, sobre todo en el sector textil y de transporte. Y, además, la volatilidad de los precios internacionales del crudo también está pegando fuerte”, explicó.
El especialista añadió que esta caída no necesariamente significa una crisis, pero sí evidencia que la industria mexicana atraviesa un momento de menor dinamismo.
“Lo que vemos es una pausa: el crecimiento de meses anteriores se está moderando y dependerá de la política económica y del entorno global que logremos reactivar estos sectores hacia fin de año”.
Un panorama desigual
No todos los ramos tuvieron retrocesos. La industria de productos derivados del petróleo y del carbón creció 5.7% anual y otras ramas manufactureras como muebles y artículos diversos también mostraron avances. Sin embargo, estos resultados fueron insuficientes para compensar la caída de los sectores más grandes.
El economista Rodrigo Hernández sugirió dar seguimiento a las inversiones públicas y privadas, así como a la evolución de la economía estadounidense, que sigue siendo el principal cliente de México.


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