El paraíso turístico de Cancún es escenario de una creciente tensión que enfrenta a pequeños operadores locales contra un gigante de la construcción. Lancheros de Puerto Juárez han iniciado un plantón indefinido frente a las instalaciones de Ingenieros Civiles Asociados (ICA), la empresa encargada de la monumental obra del Puente Vehicular Nichupté. Los trabajadores del mar denuncian una deuda que, según diversas fuentes, podría ascender a 7.8 millones de pesos, acumulada a lo largo de un año de presuntos impagos.
Este conflicto laboral amenaza con manchar uno de los proyectos de infraestructura más emblemáticos del sexenio en Quintana Roo, una obra que avanza en un 80% y que promete transformar la movilidad de la zona hotelera.
La Raíz del Conflicto: Un Contrato Roto
Los lancheros fueron contratados a través de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) para una tarea fundamental en la logística de la megaobra: el transporte de personal a través de la laguna Nichupté. El acuerdo, según detalla Jesús Cajum, uno de los afectados, estipulaba un pago mensual de 30,000 pesos por cada embarcación. Sin embargo, los pagos cesaron hace aproximadamente un año, acumulando una deuda individual que podría alcanzar los 360,000 pesos por persona. Otros testimonios elevan la cifra de la deuda hasta los 800,000 pesos por lanchero, una discrepancia que evidencia la confusión y la desesperación entre los afectados.
El problema, no obstante, va más allá del dinero. Los trabajadores denuncian que sus herramientas de trabajo, sus lanchas, han sufrido daños severos durante el servicio.
«Queremos que nos paguen lo que se nos debe y que nos devuelvan nuestras embarcaciones como las entregamos: en buen estado», expresó Jesús Cajum, resumiendo el sentir de sus compañeros.
Los manifestantes argumentan que ICA incorporó a personal sin la capacitación técnica necesaria para operar las embarcaciones, lo que resultó en un uso inadecuado y en el deterioro acelerado de las unidades, sin que hasta ahora hayan recibido compensación alguna por los daños.
Una Lucha de David contra Goliat
La protesta de los lancheros es un microcosmos del choque que a menudo ocurre cuando las megaobras aterrizan en comunidades locales. Expone la vulnerabilidad de los pequeños operadores frente a complejas estructuras corporativas y sindicales, donde la responsabilidad parece diluirse. Mientras se erige un puente multimillonario, símbolo del progreso y la modernización turística, los trabajadores que contribuyeron a su construcción se sienten abandonados y precarizados.
La situación ha escalado a tal punto que los manifestantes no descartan medidas más drásticas. Han advertido que, de no recibir una solución pronta y satisfactoria, podrían llevar sus reclamos directamente a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, durante su próxima visita a Felipe Carrillo Puerto.
* Deuda Reclamada: Hasta 7.8 millones de pesos en total.
* Afectados: Propietarios de pequeñas embarcaciones de Puerto Juárez.
* Acusados: La constructora ICA y, por intermediación, el sindicato CATEM.
* Exigencias: Pago inmediato de los 12 meses adeudados y reparación de los daños a sus lanchas.
La comunidad local y los observadores se preguntan cómo una obra de tal magnitud, financiada con recursos públicos y destinada a fortalecer el principal destino turístico del país, puede dejar desamparados a los trabajadores locales. El conflicto del Puente Nichupté plantea una pregunta fundamental sobre el modelo de desarrollo de Quintana Roo: ¿progreso para quién?


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