Un crematorio en Ciudad Juárez ocultó 383 cuerpos sin incinerar, algunos por años. Descubre la historia de fraude, negligencia y el dolor de las familias
Un macabro hallazgo ha conmocionado a Ciudad Juárez y a todo México. Autoridades descubrieron 383 cuerpos embalsamados y ocultos en un crematorio clandestino, destapando un masivo fraude a cientos de familias que creían haber recibido las cenizas de sus seres queridos.
Ciudad Juárez es el epicentro de una historia de terror que mezcla el fraude, la negligencia y una profunda falta de respeto por la dignidad humana. El pasado 27 de junio, las autoridades locales realizaron un hallazgo espeluznante en el crematorio «La Plenitud»: 383 cuerpos humanos en avanzado estado de descomposición, apilados y ocultos, algunos de los cuales llevaban allí desde el año 2020.
El descubrimiento, que se originó por la denuncia de un vecino sobre un vehículo sospechoso, ha destapado una red de engaño que afecta a cientos de familias. Estas habían contratado servicios funerarios y de cremación, recibiendo urnas con supuestas cenizas, mientras los cuerpos de sus seres queridos eran abandonados en condiciones infrahumanas.
Un fraude masivo y condiciones inhumanas
La Fiscalía de Chihuahua ha informado que el crematorio operaba como parte de un esquema fraudulento. Funerarias de la ciudad subcontrataban a «La Plenitud» para realizar las cremaciones, un servicio que se cobraba pero nunca se llevaba a cabo. Los cuerpos, en lugar de ser incinerados, eran embalsamados y acumulados en el interior del inmueble.
Las condiciones del lugar han sido descritas como dantescas. Los cadáveres estaban apilados «como sacos», algunos en el suelo y otros sobre muebles, sin refrigeración adecuada y en medio de un evidente riesgo sanitario. El dueño del crematorio y un trabajador han sido detenidos.
La angustia de las familias y un lento proceso de identificación
Desde que se conoció la noticia, cientos de personas que utilizaron los servicios de funerarias vinculadas a «La Plenitud» han acudido a las instalaciones de la Fiscalía en busca de respuestas. Viven con la terrible incertidumbre de no saber si las cenizas que han guardado por años son reales o si el cuerpo de su familiar se encuentra entre los 383 hallados.
El proceso de identificación se anticipa largo y complejo. Aunque muchos cuerpos tenían documentación, el estado de descomposición y el embalsamamiento dificultan la obtención de pruebas de ADN. Las autoridades están recurriendo a técnicas de rehidratación de tejidos para obtener huellas dactilares y cotejarlas con registros oficiales, como los del Instituto Nacional Electoral (INE). Hasta la fecha, solo un pequeño número de cuerpos ha sido formalmente identificado y entregado a sus familias.
«Exigimos que no quede lugar a dudas sobre la identidad de cada una de las 383 personas localizadas», manifestaron diversas organizaciones de derechos humanos en un comunicado, pidiendo un proceso de identificación forense riguroso, científico y transparente.
Una cadena de omisiones oficiales
Este escándalo no podría haber ocurrido sin una aparente cadena de omisiones por parte de las autoridades. Vecinos del crematorio habían denunciado durante años los malos olores y la operación irregular del lugar, pero sus quejas no fueron atendidas de manera efectiva. El crematorio ya había sido clausurado temporalmente en 2020 durante la pandemia de COVID-19 por irregularidades, pero se le permitió reanudar sus operaciones.
Organizaciones civiles exigen ahora una investigación exhaustiva no solo contra los dueños del crematorio, sino también contra los funcionarios de las dependencias de salud, desarrollo urbano y protección civil que debieron haber supervisado y fiscalizado el establecimiento, y que con su presunta negligencia permitieron que esta tragedia se prolongara por años.


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