Hermosillo exige justicia por víctimas del incendio en Waldo’s
Cientos de ciudadanos salieron a las calles principales de Hermosillo, Sonora, para alzar la voz por las 23 víctimas del incendio en la tienda Waldo’s del Centro. Fue una tarde marcada por el dolor, la indignación y la esperanza de que esta vez la justicia no se archive como tantas otras. Las consignas resonaron con fuerza: “Con renuncias no se salvan vidas” y “Hermosillo no debe arder nunca más”.
El clamor que unió a toda una ciudad
Cuatro días después del siniestro, el contingente partió desde la plaza Emiliana de Zubeldía y avanzó por los bulevares Rosales y Vildósola hasta llegar al corazón del Centro Histórico. Familias, activistas, colectivos y ciudadanos comunes se fundieron en una sola voz frente al Congreso del Estado y el Palacio de Gobierno. Su exigencia fue clara: la intervención de la Fiscalía General de la República para garantizar una investigación transparente y castigar a los responsables.
Entre carteles y tambores, los asistentes reclamaron algo más profundo que justicia: la seguridad que el Estado les ha negado por años. Niños, con pancartas en las manos, marcharon junto a sus padres. “Ante instituciones que deben protegernos, los niños nos sentimos indefensos”, decía uno de los mensajes que conmovió a los presentes.
El eco de una herida que nunca cerró
El Movimiento 5 de Junio, integrado por madres y padres de los niños fallecidos en la tragedia de la Guardería ABC en 2009, convocó la manifestación. Patricia Duarte Franco, madre de Andrés Alonso, tomó el micrófono con voz firme y quebrada. Recordó que lo sucedido en Waldo’s no es un hecho aislado, sino parte de un patrón de negligencias que Hermosillo arrastra desde hace más de una década.
“Dejaron de trabajar como si trabajaran. El respeto real a las víctimas llegará cuando se haga justicia. No necesitamos homenajes ni minutos de silencio, sino acciones”, expresó frente al Congreso local. Su discurso fue aplaudido por cientos que, entre lágrimas, coreaban su nombre y el de sus hijos perdidos.
La historia se repite con los mismos errores
Guadalupe Lizeth Villalobos López, presidenta de la Covafam y de la Asociación Nacional de Estancias Infantiles, denunció corrupción, omisiones y negligencia en los tres niveles de gobierno. “Una vez más nos falla Protección Civil. Los programas internos están caducos y las tiendas siguen abiertas. No aprendimos nada del 2009”, declaró con rabia contenida.
Su reclamo evidenció una verdad dolorosa: en México, la prevención sigue siendo un discurso pendiente. Las tragedias se repiten porque los protocolos se archivan y las sanciones se olvidan. El incendio de Waldo’s se convirtió así en un espejo del pasado, un recordatorio de las lecciones que nunca se aplicaron.
La zona cero, símbolo del duelo colectivo
En la calle Doctor Noriega, donde el fuego devoró la tienda, el silencio se mezcla con el olor a ceniza. Flores, veladoras y cartas cubren la fachada calcinada. Algunos rezan, otros lloran. En medio del dolor, una niña coloca un juguete en memoria de su hermano fallecido. Esa escena, sencilla y devastadora, resume el espíritu de un pueblo que no se rinde ante la impunidad.
El siniestro dejó además 15 heridos, tres de ellos aún hospitalizados. Autoridades locales investigan las causas del fuego y revisan los permisos de operación, aunque la desconfianza ciudadana crece con cada día que pasa sin resultados concretos.
Las víctimas detrás de las cifras
El balance oficial es estremecedor: dos niñas, cuatro niños, doce mujeres —una de ellas embarazada— y cinco hombres adultos. Entre ellos, cuatro madres que murieron junto a sus hijos. Trece familias quedaron marcadas para siempre, tres de ellas con pérdidas múltiples. La entrega del último cuerpo se programó para el miércoles, tras concluir la identificación forense.
Cada nombre, cada rostro, es una historia que Hermosillo no quiere olvidar. La ciudad entera se ha convertido en un altar vivo, donde el duelo se transforma en exigencia de verdad y justicia.
Hermosillo promete no volver a arder
Mientras la ciudad sigue de luto, la marcha dejó un mensaje que resonó más allá de las calles: Hermosillo no volverá a callar. La memoria del 1 de noviembre no se borrará con discursos ni condolencias oficiales. Las madres del Movimiento 5 de Junio lo dijeron con fuerza: “Hermosillo no volverá a arder nunca más”.
Esa promesa, pronunciada al caer la tarde frente al Palacio de Gobierno, no solo fue una consigna, sino una declaración de resistencia. Porque la justicia, en Hermosillo, sigue siendo una llama que se niega a apagarse.
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