El Cártel de Sinaloa enfrenta uno de los mayores desafíos de su historia: una guerra interna que inició el 9 de septiembre de 2023 y que opone a dos facciones clave, Los Chapitos y La Mayiza. Este conflicto no solo fragmenta a la organización, sino que genera una ola de violencia en Sinaloa que afecta tanto a la población como al control del mercado de drogas sintéticas.
¿Quiénes son Los Chapitos y La Mayiza?
Los Chapitos: la nueva generación del Cártel de Sinaloa
Liderados por los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, Los Chapitos buscan consolidar su poder en la organización. Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar han adoptado un enfoque agresivo para dominar Culiacán y fortalecer su posición en el mercado de drogas sintéticas como el fentanilo.
La Mayiza: leales a El Mayo Zambada
Por otro lado, La Mayiza representa a los seguidores de Ismael El Mayo Zambada, liderados por su hijo Vicente Zambada Niebla, alias El Vicentillo. Aunque tradicionalmente más discretos, este grupo ha sido fundamental para mantener la estabilidad del cártel gracias a sus amplias conexiones políticas y operativas.
Comparaciones con la guerra de los Beltrán Leyva
Similitudes en el control territorial y la violencia
Al igual que la guerra contra los Beltrán Leyva entre 2008 y 2010, el conflicto actual tiene como eje central el control de rutas estratégicas hacia Estados Unidos. Además, el reclutamiento masivo de jóvenes como «carne de cañón» ha intensificado los enfrentamientos, dejando a las comunidades locales atrapadas entre el fuego cruzado.
Diferencias clave: un conflicto más fragmentado
A diferencia de aquella guerra, donde las estructuras de poder eran más centralizadas, la lucha entre Los Chapitos y La Mayiza se desarrolla en un entorno fragmentado. Esto dificulta identificar líderes únicos y aumenta el impacto en áreas urbanas como Culiacán, que ahora es el epicentro de la violencia.
Culiacán: El corazón de la batalla
La capital sinaloense ha sido testigo de escaladas violentas que incluyen enfrentamientos armados, ataques a infraestructura de seguridad como el sistema C4 y el abandono de cadáveres en lugares públicos. Este caos no solo busca debilitar a los rivales, sino también enviar mensajes de poder a las autoridades.
Consecuencias sociales de la guerra interna
Reclutamiento de jóvenes y desplazamientos forzados
Ambos bandos han intensificado el reclutamiento de jóvenes provenientes de contextos vulnerables, quienes son entrenados rápidamente y enviados al frente de batalla. Esto ha exacerbado la violencia indiscriminada, desplazando a cientos de familias y generando un clima de miedo y desesperanza en las comunidades afectadas.
El impacto de las drogas sintéticas en la disputa
Mientras que la guerra contra los Beltrán Leyva se centraba en la cocaína y la marihuana, el conflicto actual gira en torno al fentanilo y otras drogas sintéticas. Estas sustancias no solo son más lucrativas, sino también más letales, lo que añade un nuevo nivel de complejidad y peligro a la disputa.
¿Qué depara el futuro para el Cártel de Sinaloa?
Ambos periodistas, Ioan Grillo y Luis Chaparro, coinciden en que esta guerra podría prolongarse durante años si no se implementan estrategias de seguridad efectivas. Mientras tanto, la población sigue atrapada entre el fuego cruzado, con muchos ciudadanos deseando que una de las facciones gane pronto para recuperar algo de estabilidad, aunque sea bajo el control del crimen organizado.
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