La tranquilidad de un fin de semana en Tequisquiapan, Querétaro, se convirtió en angustia cuando la presa El Centenario alcanzó el 98% de su capacidad. Las fuertes lluvias que azotaron el Estado de México y la región llenaron en pocas horas el cuerpo de agua que surte al río local.
Alrededor de la medianoche, vecinos de colonias como Santa Fe, La Bartolina y La Magdalena recibieron la orden de evacuar. La imagen de familias cargando maletas, muebles y hasta electrodomésticos hacia refugios temporales se volvió común en las calles.
Colonias y comunidades evacuadas
Las autoridades confirmaron que fueron evacuadas al menos nueve colonias: Santa Fé, La Bartolina, Piñatequis, La Magdalena, Sabinos, La Rinconada, Puente Viejo, La Vega y Ezequiel Montes.
También se desalojaron las comunidades de Bordo Blanco, San Nicolás y Santa María del Camino, ubicadas en la ribera suroeste de la presa. Allí, la presión del agua comenzó a filtrarse en la cortina perimetral, aumentando el riesgo de inundación.
La respuesta de autoridades y el Ejército
Brigadas de Protección Civil, bomberos, policías estatales y municipales trabajaron toda la madrugada junto con soldados del Ejército Mexicano, que activaron el Plan DN-III.
En hoteles y zonas comerciales se colocaron costales de arena para frenar la entrada del agua. Los huéspedes fueron reubicados y los trabajadores instruidos en protocolos de seguridad.
Los evacuados fueron trasladados a albergues temporales, como la Casa de Día del Adulto Mayor, o a casas de familiares en colonias alejadas de la presa.
Presas de Querétaro, al límite de su capacidad
El caso de Tequisquiapan no es aislado. La Conagua reportó que 17 de las 26 presas de Querétaro ya están al 100% de su capacidad. Entre ellas destacan El Zapote, El Cajón, Santa Catarina y San Pedro.
El nivel de almacenamiento estatal se ubica en 93%, un contraste drástico con los últimos tres años, cuando la sequía dejó a muchas presas prácticamente secas.
Historias de resiliencia en medio de la crisis
En medio de la emergencia, surgieron historias de solidaridad. Vecinos ayudando a cargar pertenencias, comerciantes donando agua embotellada y jóvenes voluntarios apoyando en los refugios.
“Lo importante es que estamos vivos y juntos, lo demás se recupera”, expresó María Teresa, vecina de la colonia La Vega, mientras acomodaba colchones en el albergue.
Este espíritu comunitario se ha convertido en símbolo de resistencia frente a la fuerza del agua.


TE PODRÍA INTERESAR