El Presupuesto de Egresos para 2025 presentado por el gobierno de Claudia Sheinbaum ha generado un intenso debate. Aunque oficialmente representa el inicio de su administración, en los hechos, se siente como la extensión del proyecto político de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador.
Con prioridades definidas por los compromisos del sexenio anterior, recortes en áreas clave y tensiones al interior del equipo económico, Sheinbaum navega un mar agitado para consolidar su presidencia sin dejar de cumplir las expectativas heredadas.
Un presupuesto con el sello de AMLO
El Presupuesto 2025 refleja una clara continuidad con las prioridades de López Obrador:
- Megaproyectos insignia:
Se destinan más de 70 mil millones de pesos al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, pese a que estas obras se declararon “finalizadas”. - Programas sociales:
Se mantiene una alta inversión en transferencias directas a través de programas sociales, lo que refuerza la base electoral de Morena.
Sin embargo, estas prioridades llegan con un costo significativo:
- Recortes en salud, educación y medio ambiente:
- Salud: Reducción del 34% del presupuesto.
- Educación: Disminución del 0.6%.
- Medio ambiente: Un drástico recorte de casi el 40%.
Los jaloneos internos en Palacio Nacional
El diseño del presupuesto no estuvo exento de tensiones al interior del gobierno. Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda, enfrentó choques con figuras clave del equipo cercano a Sheinbaum, como Luz Elena González, secretaria de Energía, y Bertha Gómez, subsecretaria de Hacienda.
- Reducción del déficit fiscal:
Ramírez de la O condicionó su permanencia en el gabinete a una reducción del déficit fiscal. Aunque logró negociarlo del 6% al 3.9%, quedó lejos de su objetivo del 3%, lo que representa una disminución de 850 mil millones de pesos en gasto público. - Errores en recortes educativos:
Gómez, en su revisión final del presupuesto, propuso recortes de 10 mil millones de pesos a la educación superior, incluidos fondos para la UNAM, lo que desató una ola de críticas. Sheinbaum corrigió públicamente el error, pero la falta de coordinación quedó expuesta.
Predicciones de crecimiento económico bajo la lupa
Uno de los puntos más cuestionados del presupuesto es la estimación de crecimiento económico para 2025, fijada entre el 2% y 3%. Esto contrasta con las proyecciones de instituciones como:
- Banco Mundial: 1.5%.
- FMI: 1.3%.
- Banamex: 1.4%.
- Moody’s: 1.3%.
Ramírez de la O defendió esta previsión argumentando que las cifras no consideran el impacto del tercer trimestre de 2024 ni el estímulo al consumo generado por los programas sociales. Sin embargo, expertos señalan que este tipo de gasto tiene efectos inflacionarios y no garantiza un crecimiento sostenido.
El tipo de cambio y las tensiones políticas
Otro aspecto polémico es el tipo de cambio proyectado en 18.70 pesos por dólar, considerado optimista frente al cierre reciente en 20.31 pesos por dólar. Este cálculo, según Hacienda, no contempla variables políticas, algo que ya ha demostrado ser un error. Basta recordar el impacto de una declaración de Trump sobre aranceles que desestabilizó al peso en 2024.
Sheinbaum: entre la centralización y el mercado
El presupuesto 2025 muestra un intento de balance entre dos enfoques opuestos:
- Fortalecer un Estado centralizado:
Siguiendo la visión de López Obrador, se prioriza un mayor control gubernamental y una política de desarrollo orientada a infraestructura y programas sociales. - Calmar a los mercados:
La reducción del déficit fiscal busca enviar un mensaje de responsabilidad macroeconómica, aunque algunos indicadores, como las proyecciones de crecimiento y el tipo de cambio, generan dudas.
Conclusión: ¿un presupuesto para quién?
El presupuesto 2025 posiciona a Claudia Sheinbaum como una administradora del legado de López Obrador más que como una presidenta que marca un nuevo rumbo. Las decisiones presupuestales reflejan los compromisos políticos adquiridos con su predecesor y su necesidad de consolidar su base de apoyo antes de emprender reformas propias.
Sin embargo, el desafío será equilibrar estas prioridades con las expectativas de los mercados, las instituciones financieras internacionales y, sobre todo, de los ciudadanos. Este presupuesto no solo definirá el primer año de su gobierno, sino que también será un indicador clave de cómo planea navegar los próximos seis años.
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