La megaobra del Tren Interurbano «El Insurgente» enfrenta una dura realidad: usuarios denuncian robos por ‘motorratones’ y una total falta de transporte y seguridad para llegar a las estaciones. Conoce el viacrucis diario.
El Tren Interurbano México-Toluca, «El Insurgente», una de las obras de infraestructura más ambiciosas del país, se enfrenta a un grave problema en su operación diaria: la «última milla». Usuarios de la terminal de Zinacantepec denuncian un calvario de inseguridad, falta de transporte y calles sin vigilancia para poder llegar o salir de la estación.
Zinacantepec, Estado de México.- Para miles de usuarios, la experiencia de viajar en el moderno Tren Interurbano «El Insurgente» se ve empañada por el peligroso y caótico trayecto que deben recorrer para llegar a sus estaciones. La terminal de Zinacantepec, en el Valle de Toluca, se ha convertido en el epicentro de las quejas, donde la falta de planeación integral amenaza con socavar los beneficios del proyecto.
Los pasajeros que descienden del tren se encuentran con un panorama desolador: calles oscuras, falta de vigilancia policial y una oferta de transporte público insuficiente y desorganizada. Esto los obliga a enfrentar largas esperas y a caminar por zonas de alto riesgo para continuar su viaje hacia Toluca y otros municipios aledaños.
Pero el problema no es solo la falta de servicios, sino la presencia activa de la delincuencia. Se ha reportado un aumento en los asaltos perpetrados por los llamados «motorratones», delincuentes a bordo de motocicletas que aprovechan la confusión y la falta de vigilancia para despojar a los usuarios de sus pertenencias, principalmente teléfonos celulares.
La Delincuencia Acecha: Una Realidad Confirmada
La situación de inseguridad no es solo una percepción de los usuarios. Un encargado operativo de una de las estaciones, quien habló bajo condición de anonimato, confirmó el problema. Aseguró que los «motorratones» operan con impunidad, aprovechando cualquier distracción de los pasajeros para cometer los robos.
Esta realidad convierte el final del trayecto en un juego de azar, donde la comodidad y rapidez del tren se desvanecen ante el miedo a ser asaltado.
«Al llegar a la terminal, los pasajeros enfrentan desinformación, largas esperas y calles oscuras sin vigilancia para continuar su trayecto», resume un reporte sobre la situación que viven diariamente los usuarios.
Un Llamado Urgente a las Autoridades
Los usuarios y colectivos ciudadanos hacen un llamado urgente a las autoridades de los tres niveles de gobierno para que atiendan esta problemática que afecta a una obra de carácter federal, pero cuyas consecuencias se viven en el ámbito local y estatal.
Las demandas son claras:
* Mayor presencia policial: Patrullajes constantes en los perímetros de todas las estaciones, especialmente en horarios de alta afluencia y durante la noche.
* Mejora del alumbrado público: Iluminación adecuada en las calles y andadores que conectan con las estaciones.
* Reordenamiento del transporte público: Establecer bases de taxis y rutas de autobuses seguras, eficientes y claramente señalizadas.
El éxito del Tren Interurbano no puede medirse solo por la tecnología de sus convoyes o la velocidad en su tramo principal. Su verdadero valor reside en su capacidad para integrarse de manera segura y eficiente en la vida cotidiana de los ciudadanos. Mientras la «última milla» siga siendo una odisea de riesgo y abandono, el potencial de esta megaobra quedará trunco.
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