El silencio cubrió Mezcala, Guerrero. Solo se escuchaban los rezos que acompañaban el féretro del padre Bertoldo Pantaleón Estrada, asesinado días antes en la zona centro del estado. Cientos de pobladores, con flores y lágrimas, se reunieron en la parroquia de San Cristóbal para despedir a quien, durante ocho años, fue una voz de esperanza y reconciliación en medio de la violencia.
En el altar, el obispo José de Jesús González Hernández, de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, ofició la misa de cuerpo presente. Las palabras del obispo retumbaron entre los muros:
“El padre Pantaleón solo ejercía su labor pastoral, sin dañar a nadie”.
Un pastor entregado al servicio de su comunidad
Bertoldo Pantaleón, de 58 años, era reconocido en toda la región por su entrega a las comunidades más vulnerables. Su misión iba más allá del púlpito: promovía la búsqueda de la paz entre los pueblos enfrentados y mediaba discretamente en conflictos locales.
Su hermana, durante la ceremonia, agradeció el apoyo que la Diócesis brindó a su hermano para llevar la palabra de Dios a las zonas más afectadas por la violencia. La multitud respondió con un aplauso prolongado, símbolo del cariño que el pueblo le profesaba.
Una muerte que reaviva el debate sobre la violencia religiosa
El crimen del sacerdote ha generado conmoción nacional y un nuevo llamado de la Iglesia católica a las autoridades para que garanticen la seguridad de sus ministros. El obispo González Hernández reconoció que existen zonas en Guerrero donde los religiosos no pueden entrar ni salir libremente por la presencia del crimen organizado.
El prelado hizo un llamado urgente a las autoridades a investigar el asesinato y a los grupos en conflicto a alcanzar una tregua encabezada por el gobierno estatal, recordando que la Iglesia ya ha mediado antes para detener la violencia, aunque los esfuerzos no siempre han sido suficientes.
De Mezcala a Iguala: el último viaje del padre Bertoldo
Después de la misa, el cuerpo del sacerdote fue despedido en la salida del pueblo y trasladado a la Parroquia de San Francisco, en Iguala, donde se realizó otra ceremonia. Finalmente, sus restos serían llevados a Changata, en la Tierra Caliente, para ser sepultados junto a sus padres.
El pueblo acompañó al cortejo entre oraciones y cánticos. En cada esquina, los habitantes encendían velas, recordando al hombre que les enseñó a no rendirse ante la violencia.
Fe, memoria y justicia: el legado del padre Pantaleón
La figura del padre Bertoldo Pantaleón permanecerá como un símbolo de resistencia espiritual. Su vida fue testimonio de una fe que no se apaga frente al miedo. Hoy, Mezcala lo llora, pero también promete mantener vivo su mensaje de reconciliación y esperanza.
“Que su muerte no sea en vano”, pidió el obispo. Una frase que resume el deseo de todo un pueblo que anhela la paz.
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