lunes, diciembre 22, 2025

Colombiano narra una historia de terror en Cancún, al hospedarse en el RIU

Habla desde Colombia, tras enterarse que el mismo hotel una familia mexicana sufrió golpes, malos tratos e incluso abuso sexual, igual que él.

El psicólogo doctor en neuropsicología colombiano Juan Manuel Amado viajó a Cancún a mediados de octubre de 2022, en su segundo viaje a México. La primera vez conoció la Ciudad de México y, por recomendación de una amiga, decidió aventurarse al polo turístico más importante de Latinoamérica en donde, afirma, vivió una de las peores experiencias de su vida, pues fue golpeado, amenazado y abusado sexualmente.

Llegó al mediodía al hotel RIU Caribe, donde debió esperar a que dieran las 3:00 de la tarde para el chek-in. Durante ese tiempo de espera fue entrevistado en varias ocasiones por el personal del hotel y una de las preguntas más extrañas fue cuánto dinero en dólares traía. El personal parecía amable e incluso en al menos cuatro ocasiones le llevaron bebidas alcohólicas.

Después de un rato, un empleado dijo que le había caído muy bien y que, sólo por eso, le daría una habitación especial. Él le dijo que no había pedido ninguna. También le ofrecieron mezcal, pero optó por agua porque comenzaba a sentir los efectos del alcohol.

“Me voy para la habitación, me tocó en el primer piso, y la verdad en ese momento ya me sentía un poco mareado, no borracho, sino mareado, y a mí se me empezó a hacer raro este mareo”, recuerda en una entrevista desde Colombia para La Verdad Noticias.

El psicólogo doctor en neuropsicología decidió tomarse un baño y cambiarse de ropa. Recuerda que se vistió de blanco y, al salir de la habitación, buscó a los camaristas y les ofreció una propina de 100 dólares para que la dividieran. 

“Salgo, voy al bar y me ofrecen un coctel. Yo me lo tomo y después les pido algo sin licor. Cuando yo me lo tomo, se veía granizado y yo sentí el alcohol y le dije que por favor algo sin licor. Yo llevé roaming internacional y comencé a hablar con una amiga y le conté lo que había sucedido, y le dije que algo no estaba bien, le dije me están dando mucho licor y ella me dijo que me vaya a la habitación y que me quedara allá”, recuerda.

En su trayecto, notó que una persona lo seguía para todos los lados. Ya en la habitación se puso bloqueador, salió un momento más y, cuando volvió a su cuarto, encontró su maleta abierta y todos sus objetos regados.

“Yo llamé a recepción y les dije: Me han abierto la maleta y me han dejado todo regado, ¿qué están buscando? Y me dijeron que era un procedimiento de rutina de la policía. Les dije que yo he estado en muy buenos hoteles y no entiendo por qué me regaron las cosas, si ustedes están buscando droga, yo droga no traigo, porque no consumo, y si la policía está haciendo eso al menos déjeme un ticket de que vino la policía y que hizo eso”, les dijo.

Juan Manuel Amado, arregló sus cosas y salió al café bar. Esa vez no comió. Otra vez notó que estaba el mismo tipo detrás de él, así que llamó a su amiga y le contó la situación, pues no sabía qué hacer. En el bar pidió un frappé y se lo dieron con alcohol, pese a su insistencia de que no quería nada con alcohol.

El hombre que lo seguía le sacó plática, inventó que era jefe de recepción y le preguntó de dónde era. Al escuchar que era de Colombia, le preguntó si traía droga. Juan Manuel Amado se enfureció y le pidió que se alejara de él. En medio de la molesta situación, el sujeto le aventó una bolsa con algunas cosas desconocidas en su interior.

“En términos colombianos le dije que no sea hijueputa, y otra persona se acercó para decirme que qué es lo que le acababa de decir y qué es lo que le estaba haciendo, y dije que me estaba ofreciendo algo ilícito y que yo no consumo, y me dijeron que esta persona no me estaba ofreciendo nada, me pidieron que me callara, y yo les pedí que me soltaran que me iba a fumar un cigarrillo y me dijeron que iban a hablar al policía, a lo que les contesté que lo hicieran”, recuerda el médico.

Una de sus reacciones fue escupir a la persona que le arrojó la bolsa, pues su ropa estaba impregnada de algo completamente desconocido para él. Ambos sujetos llamaron a la policía y no tardó en llegar un elemento.

El abuso sexual

“Cuando la policía llega, me dijeron que qué show, y la policía me amenazó con que me callara o me entregarían a un grupo criminal, cuando a ti te dicen eso tú te quedas frío y quedas a menester de lo que suceda”, dice.

El policía lo esposó y él se resistió, lo arrojó al piso, le puso el pie en la cara y le dijo que lo tenía que llevar a una delegación. “Le pregunté que si era tan malo denunciar a un delincuente y me volvieron a decir que me calle o que me entregaría a un grupo criminal, yo entendí que la cosa no era fácil”.

En ese momento sintió un golpe en la cabeza. “Por primera vez intenté levantarme y me golpearon la cabeza y siento el golpe como si algo se hubiera estallado en el oído, pero el dolor era muy agudo. Ellos me suben al carro, no sé por dónde íbamos, yo no conozco Cancún, pero en una parte baldía ellos abren la puerta, me botan y yo ahí pensé que me entregarían a los delincuentes. Ellos se bajan y me empiezan a golpear la espalda y el pecho. En ese momento me acceden carnalmente, ellos no se cuidaron, empezaron a burlarse diciéndome joto”.

“Yo no le puedo decir que eso duele, porque del mismo miedo no duele, es muy difícil, es muy duro. Hoy día pasé con mi psicólogo y digamos que eso ha sido superado. Después vuelven y me suben y me llevan a la delegación y toda la palabra era ‘el colombiano’, ‘pinche colombiano’ y un mar de insultos por mi nacionalidad”, recuerda.

‘Yo no lloraba, traté de resistirme’

El psicólogo doctor en neuropsicología también recuerda su estancia en los separos y todo lo que vio ahí, como a otras personas que pagaron una fianza para salir. Estaban encerrados por portación de arma, sin embargo, habían salido rápidamente. También vio a una turista extranjera que pedía ver a su mamá y que prometía dos mil dólares a cambio de su libertad.

Para salir, le pidieron seis mil pesos mexicanos, pero como él viajaba solo no tenía a nadie que pudiera pagar ese dinero, así que el juez le permitió salir para retirar al cajero cercano, pagó ese dinero y posteriormente se subió al taxi que le proporcionaron. Recuerda que tuvo que utilizar al menos seis taxis para llegar al hotel, pues tenía tanto temor de que lo estuvieran siguiendo.

Del hotel, prácticamente lo corrieron, así que tuvo que ir a otro en donde pasó los días mientras se llegaba la fecha de su vuelo. Juan Manuel Amado dice que se sentía perseguido, incluso momentos antes de subirse al avión. Cuando llegó a Colombia y puso un pie fuera de la aeronave se desvaneció, entonces lo tuvieron que trasladar a un hospital en donde lo medicaron y trataron las heridas de su cuerpo.

Actualmente, tiene secuelas por el golpe en la cabeza. Al tener lastimado el tímpano, permanentemente sufre de mareos o pierde el equilibrio. Por momentos se olvida de algunas situaciones y ha trabajado más de siete meses con su psicólogo por estrés postraumático. 

El psicólogo doctor en neuropsicología colombiano decidió contar su caso, tras enterarse de que en el mismo hotel en el que él estuvo una familia de turistas mexicanos fue víctima de acoso, maltratos físicos y también de abuso sexual. Después de esta mala experiencia, afirma que nunca más volverá a México.

La Verdad Noticias
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