El municipio de Guadalupe y Calvo, en el sur de Chihuahua, enfrenta una creciente ola de violencia en los últimos días, exacerbada por los enfrentamientos entre grupos criminales. Sin embargo, lo que ha llamado la atención no solo de los habitantes locales, sino también de las fuerzas de seguridad, es el nuevo modo de ataque utilizado por estos grupos: los drones cargados de explosivos.
A finales de diciembre de 2024, las células de seguridad locales y federales, en particular la Base de Operaciones Interinstitucional (BOI), fueron blanco de al menos tres ataques con drones, que resultaron en detonaciones en plena operación de rescate. Pero, ¿qué es una célula BOI y por qué se ha convertido en objetivo de estos grupos criminales?
¿Qué es una célula BOI? La respuesta a la inseguridad organizada
Una Base de Operaciones Interinstitucional (BOI) es un espacio donde distintas instituciones gubernamentales y de seguridad pública se coordinan para enfrentar situaciones de alta complejidad, como la lucha contra el crimen organizado. En estas células se integran recursos humanos, logísticos y tecnológicos, y trabajan de manera conjunta para garantizar la seguridad en áreas conflictivas, como Guadalupe y Calvo.
Estas bases tienen un enfoque estratégico, y su misión es optimizar la respuesta ante emergencias o actos delictivos. Participan en ellas diversas fuerzas de seguridad, como la Secretaría de Defensa Nacional (SEDENA), la Guardia Nacional, las policías locales, la Fiscalía General de la República y otras agencias de seguridad e inteligencia.
El papel de la tecnología en la Base BOI
Un elemento clave en el funcionamiento de las BOI es el uso de tecnología avanzada. Desde sistemas de videovigilancia hasta drones de última generación, las células BOI emplean recursos tecnológicos para monitorear las zonas de conflicto y coordinar respuestas rápidas y efectivas. Además, la recopilación de información en tiempo real y su análisis permiten detectar actividades criminales, identificar líderes de bandas y desarticular redes delictivas.
Los drones, aunque utilizados como herramienta de monitoreo y vigilancia, se han convertido en una amenaza cuando caen en manos de los grupos criminales, como sucedió en Guadalupe y Calvo. A pesar de los ataques, los agentes de seguridad han logrado evitar pérdidas humanas, lo que resalta la importancia de la tecnología para la seguridad en estos momentos críticos.
Los recientes ataques a las células BOI: Un claro mensaje de los criminales
El 24, 27 y 31 de diciembre de 2024, Guadalupe y Calvo fue escenario de varios ataques dirigidos a la Base BOI. Durante la operación de rescate de tres familias en riesgo, los agentes de seguridad fueron atacados con artefactos explosivos lanzados desde drones. Aunque los ataques fueron intensos, las autoridades confirmaron que no hubo víctimas fatales, ni entre los civiles ni entre los agentes de seguridad.
Este tipo de ataques con drones no solo pone en evidencia la creciente sofisticación de los grupos criminales, sino que también resalta los desafíos a los que se enfrentan las fuerzas de seguridad en su lucha contra la violencia organizada. Los drones, que anteriormente solo se utilizaban en el ámbito militar, ahora son un recurso comúnmente empleado por los delincuentes para realizar ataques precisos y escapar rápidamente de la zona del crimen.
¿Cómo funcionan las BOI en el campo?
Las células BOI no operan en un vacío; están integradas por diversas entidades gubernamentales que colaboran en la toma de decisiones y la ejecución de operaciones. Esto incluye:
- Fuerzas armadas y federales: La SEDENA y la Guardia Nacional son piezas clave en la operación de estas bases, brindando apoyo logístico y en seguridad.
- Policías locales y estatales: A nivel local, las corporaciones de policía se encargan de coordinar y ejecutar acciones inmediatas.
- Fiscalía General de la República: La investigación y el seguimiento de las redes criminales son fundamentales para la efectividad de estas operaciones.
- Agencias de inteligencia: El monitoreo y análisis de datos, junto con el uso de tecnología avanzada, son esenciales para desarticular grupos delictivos.
El desafío de la violencia con drones: ¿Cómo enfrentar esta nueva amenaza?
Con la creciente incorporación de drones en las tácticas criminales, las células BOI deben adaptarse rápidamente a esta amenaza. El uso de estas aeronaves no tripuladas presenta desafíos tanto en términos de seguridad como de respuesta táctica. A pesar de que las autoridades se han preparado para esta nueva modalidad de ataque, la protección de los agentes de seguridad y la población civil sigue siendo una prioridad.
La rápida evolución de los métodos utilizados por los grupos criminales ha puesto a las fuerzas de seguridad en alerta máxima, exigiendo un enfoque más dinámico y flexible para hacer frente a la violencia organizada.
La importancia de las BOI en la lucha contra el crimen organizado
Las células BOI representan una de las respuestas más efectivas del gobierno mexicano ante la creciente amenaza de la violencia en diversas regiones del país. A través de la colaboración entre diferentes instituciones y el uso de tecnología avanzada, estas bases de operaciones interinstitucionales se han consolidado como un componente crucial en la lucha contra el crimen organizado.
En un contexto como el de Guadalupe y Calvo, donde las condiciones de seguridad son extremadamente volátiles, la coordinación de diversas fuerzas de seguridad a través de las BOI se convierte en una estrategia fundamental para restaurar el orden y proteger a los civiles. Sin embargo, la nueva amenaza representada por los drones muestra que la lucha por la seguridad en México aún está lejos de terminar, exigiendo la continua innovación de las tácticas y herramientas utilizadas por las autoridades.
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