El viernes 13 de diciembre, familiares, amigos y colegas despidieron al expresidente del Tribunal Superior de Justicia de Guerrero, Edmundo Román Pinzón, en el panteón El Eterno Descanso, ubicado en el poblado El Quemado, Acapulco. Su asesinato, ocurrido a balazos el pasado 11 de diciembre frente a los juzgados de Caleta, ha conmocionado profundamente al estado y a su comunidad judicial.
Último adiós en medio de estricta seguridad
El cortejo fúnebre inició a las 10:00 horas desde la capilla San Pedro, ubicada sobre la avenida Cuauhtémoc, en Acapulco. Más de 100 personas asistieron para rendir homenaje al magistrado, reconocido por su compromiso con la justicia en Guerrero.
A lo largo del sepelio, el ambiente estuvo custodiado por elementos de la Policía Estatal, Municipal y la Guardia Nacional. Las medidas de seguridad, que comenzaron desde la velación del cuerpo el jueves, reflejan la preocupación de las autoridades por la creciente inseguridad en la región.
El asesinato que conmocionó a Guerrero
Edmundo Román Pinzón fue emboscado por hombres armados cuando salía de los juzgados de Caleta. Testigos narraron cómo los agresores le dispararon en plena vía pública, dejándolo gravemente herido. Minutos después, falleció, dejando un vacío en el sistema judicial de Guerrero y encendiendo las alarmas sobre la vulnerabilidad de quienes trabajan por la justicia en un estado azotado por la violencia.
El asesinato del magistrado no solo impactó a sus seres queridos, sino también al gremio judicial, que ha condenado enérgicamente el ataque y exigido una pronta resolución del caso. La Fiscalía General del Estado continúa con las investigaciones, pero hasta el momento no se ha identificado a los responsables.
Contexto de violencia en Guerrero
La muerte de Román Pinzón evidencia una vez más los desafíos que enfrenta Guerrero, especialmente en zonas como Acapulco, donde el crimen organizado ha mantenido una presencia constante. A pesar de los esfuerzos gubernamentales para contener la inseguridad, los altos índices de violencia siguen afectando tanto a ciudadanos como a figuras públicas.
El magistrado, quien había presidido el TSJ y era un referente en el ámbito legal, se une a una lista cada vez más larga de víctimas de la violencia en el estado. Este caso no solo es un golpe para el sistema judicial, sino también un recordatorio de la fragilidad de las instituciones frente a las amenazas del crimen organizado.
Justicia y memoria
Familiares y amigos de Edmundo Román han exigido a las autoridades actuar con celeridad para llevar a los culpables ante la justicia. En un comunicado, destacaron su compromiso con la legalidad y la equidad, valores que esperan no queden empañados por su trágico asesinato.
Por otro lado, representantes del gremio judicial han convocado a una serie de reuniones para analizar medidas de protección más efectivas para los funcionarios públicos. «Es inadmisible que quienes dedican su vida a garantizar la justicia sean las primeras víctimas de la inseguridad», comentó un magistrado presente en el sepelio.
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