El fin de la transparencia: México pierde un pilar democrático
Los políticos están confeccionados para defraudar. Mentir, distorsionar y simular forma parte de su ADN. Lo hemos visto una y otra vez en la historia de México. Pero si había una herramienta que obligaba a la rendición de cuentas, esa era el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).
Durante años, periodistas y académicos defendieron este organismo ante los ataques del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Se argumentó su importancia, se denunció la intención de desaparecerlo y se luchó por mantenerlo en pie. Parecía que la batalla se había ganado, pero con la abrumadora mayoría del partido en el poder, la eliminación del INAI se convirtió en una realidad.
La transparencia ha muerto en México. Y lo peor es que fue asesinada con la complicidad de quienes debían protegerla.
El INAI: de pilar democrático a escándalo de corrupción
El INAI nació con un propósito claro: garantizar el derecho de acceso a la información pública. Gracias a este instituto, los ciudadanos podían saber en qué se gastaba el dinero público, quiénes eran los beneficiarios de contratos gubernamentales y qué acuerdos firmaban los políticos a espaldas de la sociedad.
Pero mientras se libraba la batalla para defender su existencia, un escándalo de corrupción salió a la luz, debilitando su credibilidad en el peor momento posible.
Según una investigación periodística, funcionarios del INAI habrían extorsionado a la Federación Mexicana de Fútbol, pidiendo boletos para el Mundial a cambio de reducir sanciones económicas.
El gobierno no tardó en aprovechar la oportunidad. Claudia Sheinbaum no dejó pasar la crisis interna del instituto para justificar su eliminación.
- “No sabemos hasta dónde llegaba la corrupción”, declaró la presidenta.
- “Son delitos penales, la corrupción es un delito penal.”
- “Cero impunidad.”
Las palabras de la mandataria sellaron el destino del INAI. No importa que la institución haya destapado innumerables casos de corrupción en el pasado. Sus propios errores fueron suficientes para darle la estocada final.
¿Qué pierde México con la desaparición del INAI?
Con la eliminación del INAI, el país retrocede décadas en materia de transparencia y rendición de cuentas.
- El gobierno federal podrá ser tan opaco como quiera. Ya no habrá un organismo autónomo que obligue a entregar información pública.
- Los ciudadanos pierden el derecho a saber en qué se gasta el dinero público. Las dependencias podrán reservar documentos sin temor a ser obligadas a hacerlos públicos.
- El periodismo de investigación queda debilitado. Sin acceso a la información oficial, muchos reportajes que revelaban corrupción y abusos de poder quedarán en el aire.
- Se abre la puerta a más impunidad. La desaparición del INAI no significa que la corrupción desaparecerá, sino que será más difícil detectarla.
México ha perdido una de sus herramientas más poderosas para fiscalizar al poder.
Sheinbaum y el reto de gobernar sin transparencia
El gobierno de Claudia Sheinbaum inicia con una decisión que marcará su administración: apostar por la opacidad.
Aunque la presidenta ha prometido que la corrupción será castigada, la desaparición del INAI deja un vacío que difícilmente podrá llenarse con otras instituciones controladas por el propio gobierno.
Las preguntas son inevitables:
- ¿Cómo se garantizará el acceso a la información sin un organismo autónomo?
- ¿Quién vigilará los gastos del gobierno?
- ¿Cómo se investigarán posibles casos de corrupción si no hay una entidad que obligue a entregar datos públicos?
El discurso de transparencia del gobierno pierde fuerza cuando se elimina la única institución encargada de hacerla efectiva.
¿Qué sigue para la transparencia en México?
La desaparición del INAI no significa que la lucha por la transparencia haya terminado. La sociedad civil y el periodismo seguirán exigiendo información, aunque ahora el acceso será más complicado.
Los ciudadanos tienen herramientas como el litigio estratégico y los amparos para seguir presionando por la apertura de datos públicos, pero el camino será más difícil y lento.
Mientras tanto, el gobierno ha enviado un mensaje claro: la rendición de cuentas ya no es una prioridad.
Un golpe a la democracia mexicana
El INAI fue la última barrera entre la sociedad y un gobierno sin contrapesos. Su eliminación no solo debilita la transparencia, sino que fortalece un modelo de opacidad y discrecionalidad en el uso de los recursos públicos.
El futuro de la transparencia en México es incierto. Lo que está claro es que, sin un organismo que obligue a la rendición de cuentas, los ciudadanos quedan en desventaja ante un poder que ahora puede actuar sin supervisión.México ha perdido una herramienta fundamental. Ahora queda en manos de la sociedad encontrar nuevas formas de exigir lo que por derecho le corresponde: la verdad.
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