Era un lunes frío en Washington cuando Donald Trump pronunció una frase que resonó en todas las cancillerías:
“Estados Unidos respaldará la seguridad de Ucrania”.
El eco no tardó en llegar a Kiev, Moscú y Bruselas. Pero como en cada capítulo de esta guerra, la realidad es más compleja: las condiciones de esas garantías de seguridad siguen abiertas a negociación.
La memoria del Memorando de Budapest de 1994 pesa como advertencia. Ucrania entregó su arsenal nuclear a cambio de promesas que Rusia violó años después. Hoy, esa sombra acompaña cada reunión diplomática.
Trump, Putin y la desnuclearización pendiente
En Alaska, Trump y Putin discutieron sobre armas estratégicas. El presidente estadounidense lo resumió así:
“Nos gustaría desnuclearizar. Es demasiado poder. Pero primero tenemos que terminar la guerra”.
La guerra en Ucrania sigue marcando el rumbo de estas conversaciones. Moscú exige concesiones territoriales como condición, mientras Trump intenta proyectar liderazgo sin arrastrar a Estados Unidos a un compromiso militar ilimitado.
Kiev entre la esperanza y la incertidumbre
Para el presidente Volodímir Zelenski, las garantías de seguridad son más que un documento: son la diferencia entre la supervivencia de su país o nuevas agresiones.
Se habla de un borrador de estilo OTAN, con despliegue de tropas europeas, baterías antimisiles Patriot y patrullajes aéreos estadounidenses. Pero ninguna de estas propuestas convence a Rusia.
Kiev celebra cada anuncio de apoyo internacional. Canadá comprometió 1.400 millones de dólares, mientras que Alemania, Noruega y otros socios europeos impulsan un fondo conjunto para reforzar defensas.
Europa debate y Moscú responde con firmeza
En Berlín, se discute una posible zona de exclusión aérea limitada. En París, se plantean compromisos de defensa escalonados.
Pero Moscú rechaza cualquier movimiento que acerque a Ucrania a la OTAN. El canciller Serguéi Lavrov acusa a Europa de bloquear la paz y asegura que Rusia no apunta contra civiles, pese a las denuncias de ataques con misiles en Dnipro, Odesa y Kharkiv.
El recuerdo del Memorando de Budapest
En cada mesa de negociación, el pasado pesa. En 1994, Ucrania entregó su arsenal nuclear con la promesa de protección internacional. Años después, esa promesa se rompió con la anexión de Crimea.
Hoy, Kiev exige que esta vez las garantías sean reales, verificables y duraderas.
Trump y el desafío de liderar sin comprometer demasiado
En Washington, la política exterior divide a la opinión pública. Trump quiere mostrar firmeza frente a Rusia, pero también sabe que un compromiso militar profundo podría volverse impopular.Mientras tanto, en las calles de Ucrania, las sirenas antiaéreas siguen sonando. Cada día de espera significa más vidas en riesgo.
Como dijo Trump: “Primero tenemos que terminar la guerra”.
La paz, sin embargo, aún parece lejana.


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