Denuncias globales por detenciones masivas y políticas migratorias
Apenas han pasado siete meses desde el inicio del actual mandato de Donald Trump, y ya más de una decena de organizaciones defensoras de derechos humanos ha encendido las alarmas en una audiencia pública virtual con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Las acusaciones son graves y estremecedoras: redadas violentas, encarcelamiento de familias, abusos a solicitantes de asilo, y niños que languidecen en prisiones migratorias.
Las cifras y testimonios compartidos dejan en claro que la situación migratoria en Estados Unidos no es simplemente una política más: es una crisis humanitaria. Tan solo entre octubre y julio, 14 migrantes han muerto bajo custodia del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), y cientos más enfrentan condiciones que rayan en la tortura psicológica y física.
Niños detenidos: el rostro más doloroso de la política migratoria
Uno de los relatos más conmovedores fue el de los menores de edad. Según los testimonios presentados por Human Rights First, Haitian Bridge Alliance y otros organismos, muchos niños son arrancados de sus hogares en Estados Unidos o separados de sus padres en la frontera. Luego son trasladados a instalaciones “inseguras e insalubres”, donde pasan semanas o meses sin contacto con sus familias.
Algunos de estos pequeños viven condiciones tan indignas que los defensores aseguran: “ningún niño debería haber sido obligado a soportar eso”. Las organizaciones acusan al gobierno de Trump de implementar una estrategia de terror deliberada, diseñada para paralizar a las comunidades migrantes.
Traslados secretos a prisiones en el extranjero
Una de las denuncias más perturbadoras fue la del traslado de más de 250 venezolanos al Centro de Confinamiento contra el Terrorismo en El Salvador el 15 de marzo de 2025. Las víctimas pasaron cuatro meses sin contacto con sus familiares o abogados. Algunos no tenían antecedentes penales, pero fueron acusados por su aspecto físico, especialmente por sus tatuajes, y vinculados sin pruebas al grupo criminal Tren de Aragua.
Según el Immigrant Defenders Law Center, uno de estos migrantes denunció haber sufrido abuso sexual en el lugar. Estas acciones, afirman, representan desapariciones forzadas y violaciones sistemáticas de derechos humanos.
Escalada de detenciones arbitrarias bajo la administración Trump
Las organizaciones dejaron claro que la política migratoria de Trump ha tomado un giro más agresivo desde el 20 de enero. Se ha registrado una escalada de detenciones sin orden judicial, incomunicación de detenidos, y procesos legales opacos. La narrativa del miedo se ha instalado en muchas comunidades: padres que no se atreven a salir a trabajar, niños que temen ir a la escuela, familias que se hunden en el trauma.
Además, señalaron que la reciente firma de un proyecto de ley sin precedentes por parte del presidente permitirá la creación de centros de detención para familias enteras. “Esto provocará muertes evitables, pondrá en peligro a los niños y socavará nuestra democracia”, advirtieron.
El silencio del gobierno estadounidense ante la CIDH
Durante la audiencia, los representantes del gobierno de Estados Unidos evitaron responder directamente a las acusaciones. Alegaron que muchos de los casos están bajo litigio y que la CIDH se “entromete” en debates públicos complejos. Defendieron su política migratoria con el argumento del derecho soberano a controlar sus fronteras.
Sin embargo, la vicepresidenta de la CIDH, Andrea Pochak, y la comisionada Roberta Clark fueron enfáticas: “los países pueden decidir sus políticas migratorias, pero tienen la obligación de respetar los derechos humanos”.
Una alerta internacional urgente
La denuncia presentada ante la CIDH no es un episodio aislado ni un informe más. Es el reflejo de una crisis que afecta a miles de personas en busca de refugio, justicia y humanidad. La política migratoria bajo Donald Trump ha sido descrita por los activistas como una estrategia de terror institucionalizado, donde incluso los más vulnerables —los niños— son tratados como amenazas.
Es fundamental que la comunidad internacional no permanezca indiferente. El respeto a los derechos humanos no puede estar sujeto a intereses políticos ni electorales. Las vidas humanas, especialmente las más frágiles, deben estar por encima de cualquier frontera.
TE PODRÍA INTERESAR