Desde el inicio de su segundo mandato, el presidente Donald Trump ha ejecutado más de 600 operaciones financieras, acumulando más de 100 millones de dólares en bonos de empresas, estados y municipios de EE.UU.
Entre las compañías beneficiadas por estas compras destacan Citigroup, Morgan Stanley, Wells Fargo, Meta, Qualcomm, The Home Depot, T-Mobile y UnitedHealth Group. Las inversiones reflejan sectores estratégicos que podrían verse favorecidos por la política económica del mandatario republicano.
Según la Oficina de Ética Gubernamental de Estados Unidos, los formularios publicados no detallan las cantidades exactas por operación, pero confirman que estas decisiones financieras fueron consistentes desde el 21 de enero, un día después de asumir su mandato.
Más de 600 movimientos financieros en medio de controversia política
Las declaraciones financieras muestran la intensidad de la estrategia de Trump: múltiples compras en bonos corporativos y municipales que podrían beneficiar a sus aliados y proyectos de infraestructura.
Expertos advierten que estas inversiones, aunque legales, podrían generar conflictos de interés al involucrar activos que se ven impactados por decisiones de política federal. Esto resalta la delgada línea entre la gestión presidencial y la influencia en mercados financieros.
La Fed bajo presión: Lisa Cook no cede ante Trump
En paralelo, la gobernadora de la Reserva Federal, Lisa Cook, rechazó las presiones del mandatario para dimitir. Trump solicitó su renuncia tras cuestionamientos por hipotecas en Michigan y Georgia, en un intento de ampliar su control sobre el banco central estadounidense.
Cook afirmó que no tiene “ninguna intención de dejarse intimidar”, subrayando la independencia de la Fed frente a interferencias políticas directas. Este episodio refleja la tensión constante entre el poder ejecutivo y la autoridad monetaria en Estados Unidos.
Implicaciones económicas y políticas de las decisiones de Trump
Las inversiones multimillonarias de Trump podrían impactar los mercados de bonos, los precios de las acciones corporativas y la percepción internacional sobre la independencia de la política económica estadounidense.
Analistas financieros advierten que estas maniobras, sumadas a la presión sobre la Fed, generan incertidumbre sobre las políticas de tasas de interés y regulación financiera en el país.
Por su parte, los ciudadanos y medios de comunicación siguen de cerca la relación entre la Casa Blanca y los organismos reguladores, cuestionando la ética y transparencia en las decisiones financieras presidenciales.


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