En un paso diplomático poco común tras años de enfrentamientos, Siria, Estados Unidos y Jordania anunciaron este martes un acuerdo para consolidar un alto el fuego permanente en Sweida, provincia sureña que el mes pasado fue escenario de sangrientos choques sectarios.
La reunión tripartita en Ammán, encabezada por el enviado especial estadounidense Tom Barrack, el canciller sirio Asaad al-Shibani y su homólogo jordano Ayman Safadi, se centró en tres ejes: pacificación, justicia y reconstrucción.
Sweida, un punto crítico en la nueva Siria
El sur sirio sigue marcado por las heridas de los combates entre fuerzas gubernamentales, tribus beduinas y combatientes de la minoría drusa. Los enfrentamientos recientes dejaron cientos de muertos, incluidos civiles, y expusieron la fragilidad de la transición política tras la caída de Bashar al-Assad en diciembre.
En su declaración conjunta, las delegaciones subrayaron que Sweida es “parte integral” de Siria y que su estabilidad es clave para el éxito del nuevo gobierno. También anunciaron investigaciones sobre abusos, incluyendo ejecuciones sumarias documentadas en videos que han conmocionado a la opinión pública.
Tensiones latentes y retos de gobernanza
Aunque el alto el fuego ha reducido la violencia, la región sigue tensa. Grupos minoritarios reclaman mayor autonomía y el acuerdo de marzo para integrar a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) en el ejército nacional permanece estancado.
La agencia estatal SANA reportó un nuevo choque el martes, cuando combatientes de las FDS incursionaron en territorio controlado por el ejército sirio en Alepo, causando la muerte de un soldado.
La dimensión económica del conflicto
Más allá de la seguridad, el desafío es reconstruir un país devastado. Naciones Unidas estimó en 2017 que la reconstrucción costaría 250.000 millones de dólares, pero las cifras actuales superan los 400.000 millones.
En los últimos meses, Arabia Saudita y Qatar han prometido inversiones significativas para infraestructura. Además, Siria e Irak estudian reactivar el oleoducto Kirkuk-Baniyas o construir uno nuevo, con el objetivo de reforzar la autosuficiencia energética.
Antes de 2011, Siria producía 380.000 barriles diarios, exportando principalmente a Europa. Hoy, el sector petrolero está prácticamente destruido, obligando al país a importar tres millones de barriles mensuales.
Reconstruir la confianza y el tejido social
El acuerdo entre Damasco, Washington y Ammán no es solo una tregua militar; es un intento de recuperar la confianza de comunidades fracturadas. Para lograrlo, la investigación de crímenes y el respeto a las minorías serán tan importantes como las obras de reconstrucción.
El camino será largo. Catorce años de guerra civil han transformado el mapa político y social de Siria, y Sweida se ha convertido en un termómetro de su estabilidad futura.


TE PODRÍA INTERESAR