Cientos de activistas tomaron las calles de Nueva York este sábado para manifestarse contra la represión migratoria de Donald Trump y exigir un alto el fuego en Gaza. La movilización se desarrolló en Park Avenue y avanzó hacia Billionaires Row, con destino final en la Torre Trump, uno de los símbolos del expresidente.
La protesta formó parte de una serie de manifestaciones globales organizadas en la antesala de la Asamblea General de las Naciones Unidas y de la Semana del Clima de Nueva York, donde líderes mundiales discutirán temas como la crisis climática, la paz y los derechos humanos.
Diversidad de causas, una misma lucha
Aunque los manifestantes portaban pancartas con demandas variadas —justicia climática, igualdad de género, libertad de expresión y democracia—, un mensaje común unió a la multitud: denunciar que una élite de multimillonarios prioriza sistemáticamente las ganancias sobre la vida de las personas.
“No los veo como movimientos. No los veo como organizaciones. Solo veo humanidad. Todos estamos en esta Tierra. Esta es nuestra madre”, expresó Mahaishuwea, mujer indígena de la tribu Hidatsa, al relatar cómo sobrevivió al cáncer en la reserva de Fort Berthold, en Dakota del Norte. Para ella, la lucha actual conecta con la violenta historia de colonización y extracción de recursos en tierras indígenas.
Una marcha colorida y simbólica
La marcha en Nueva York reunió a personas de distintas edades y comunidades, extendiéndose por más de cuatro cuadras frente a tiendas de lujo como Louis Vuitton, Tiffany & Co. y Bergdorf Goodman.
Los manifestantes desplegaron marionetas de papel maché de Elon Musk, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg, así como una gigantesca “factura de contaminadores climáticos” de 160 pies, que denunciaba el costo económico de los desastres naturales agravados por las emisiones de grandes corporaciones.
Algunos participantes se disfrazaron de Estatua de la Libertad, otros hicieron sonar cencerros, ondearon banderas de Star Wars y portaron carteles improvisados con mensajes como: “Nuestro trabajo es amor” y “Liberen a Kimmel”.
Migración y derechos humanos en el centro
Varios de los presentes destacaron que la protesta también buscaba visibilizar la represión migratoria en Estados Unidos. Una de ellas fue Tatiana Cruz, quien cargaba la marioneta de Elon Musk. Relató que comenzó a involucrarse en el activismo después de que dos de sus amigos fueran deportados por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
“Cómanse a los ricos, ese es el mensaje principal”, bromeó, antes de añadir con seriedad que su compromiso actual se enfoca en la defensa de los migrantes, la liberación palestina y la lucha contra el cambio climático.
Clima, economía y justicia social
Según Tamika Middleton, directora de la Marcha de las Mujeres, la interconexión entre las causas es más clara que nunca. “La crisis climática, las luchas económicas y las luchas de los inmigrantes son realmente una gran lucha”, dijo.
Los organizadores subrayaron que, a pesar de décadas de conferencias y tratados internacionales, los países siguen aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero. El año 2024 fue el más caluroso de la historia, y la administración Trump ha trabajado para revertir reglas ambientales clave, favoreciendo la expansión del petróleo y el carbón en detrimento de las energías renovables.
Voces de resistencia y esperanza
Entre los asistentes, también estuvo Julia Donahue-Wait, quien llegó desde el Bronx junto con su hija de seis años, Eurydice, acostumbrada a crecer en espacios de protesta. “Son todas personas sin poder recuperándolo”, afirmó, resaltando la importancia de enseñar a los niños que la seguridad colectiva depende de defender a los más vulnerables.
La jornada cerró con un momento simbólico: los manifestantes se sentaron en silencio frente al Trump International Hotel and Tower, guardando unos minutos de reflexión antes de dispersarse.
La protesta en Nueva York contra la represión migratoria de Trump y en apoyo a un alto el fuego en Gaza reflejó la unión de múltiples causas en un mismo clamor: justicia climática, igualdad y respeto a los derechos humanos.
Con pancartas, marionetas gigantes y consignas diversas, los activistas dejaron claro que, frente a la concentración de poder en manos de unos pocos, la ciudadanía busca recuperar espacios de dignidad y solidaridad.
El mensaje que resonó en las calles de Manhattan fue contundente: las luchas sociales no están aisladas, sino que forman parte de una misma exigencia global de justicia y humanidad compartida.


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