sábado, diciembre 20, 2025

Los Ángeles sitiada: Toque de queda, militares y furia por redadas

Los Ángeles cumple cinco días de intensas protestas contra las políticas migratorias del presidente Donald Trump, con un toque de queda vigente en el centro, la Guardia Nacional y Marines desplegados, y una creciente confrontación política entre el gobernador Gavin Newsom y Washington.

La ciudad de Los Ángeles se encuentra en un estado de alta tensión, marcando el quinto día consecutivo de protestas generalizadas desencadenadas por las recientes redadas de inmigración y el endurecimiento de las políticas federales. La situación ha escalado a tal punto que la alcaldesa Karen Bass impuso un toque de queda en el centro de la ciudad y el presidente Donald Trump ordenó el despliegue de miles de efectivos de la Guardia Nacional y Marines, una medida que ha sido calificada de «autoritarismo» por el gobernador de California, Gavin Newsom

El origen de la crisis: Cinco días de furia en Los Ángeles

Las manifestaciones comenzaron el pasado viernes como respuesta directa a una serie de redadas de inmigración llevadas a cabo por agentes federales y a la retórica endurecida del presidente Donald Trump en materia de deportaciones.  Lo que inició como concentraciones pacíficas escaló durante el fin de semana, con episodios de vandalismo, saqueos –23 negocios afectados el lunes por la noche según la alcaldesa Karen Bass– y enfrentamientos directos con la policía, incluyendo el bloqueo de autopistas y la quema de vehículos. 

Ante el deterioro de la situación, la alcaldesa Bass declaró el estado de emergencia local e impuso un toque de queda para el centro de la ciudad desde las 8 p.m. del martes hasta las 6 a.m. del miércoles, argumentando que se había alcanzado un «punto de inflexión» y que la medida era necesaria para detener la violencia y proteger la propiedad.  Se espera que el toque de queda se mantenga por varios días. 

La controvertida respuesta federal: ¿Pacificación o provocación?

La respuesta de Washington no se hizo esperar. El presidente Trump ordenó la activación de más de 4,000 miembros de la Guardia Nacional y 700 Marines, una decisión tomada a pesar de las objeciones explícitas de líderes estatales y municipales.  Inicialmente, se informó que estas tropas tenían como objetivo proteger edificios federales.  Sin embargo, su presencia y la evolución de su rol han sido percibidas por las autoridades locales no como un factor de disuasión, sino como un catalizador de mayor tensión.

El gobernador de California, Gavin Newsom, ha sido una de las voces más críticas contra la intervención federal. En un encendido discurso, Newsom calificó las acciones de Trump como «autoritarismo» y acusó al presidente de tender una «red de arrastre militar» sobre Los Ángeles.  El gobernador demócrata no solo ha condenado verbalmente la medida, sino que ha emprendido acciones legales, solicitando a una corte federal que detenga de emergencia el uso de personal militar en funciones de aplicación de la ley civil, argumentando que esto solo agudizará las tensiones y promoverá el desorden civil.  Esta confrontación directa evidencia una profunda fisura sobre la autoridad y los límites del poder ejecutivo federal frente a la soberanía estatal.

«Lo que estamos presenciando no es aplicación de la ley, es autoritarismo. California puede ser la primera, pero claramente no terminará aquí. Otros estados son los siguientes.» – Gavin Newsom, Gobernador de California. 

La Casa Blanca, por su parte, ha desestimado las críticas, y el propio presidente Trump ha defendido el despliegue e incluso ha sugerido la posibilidad de invocar la Ley de Insurrección, una medida extrema que le permitiría utilizar al ejército en territorio estadounidense para suprimir lo que considera una «rebelión contra la autoridad del Gobierno de los Estados Unidos».  Esta postura sugiere una posible intención de sentar un precedente para futuras intervenciones federales, quizás con miras a ejecutar políticas controvertidas a gran escala.

Un clamor nacional: Protestas se extienden por todo el país

El descontento no se limita a California. Ciudades como Chicago, Nueva York, Dallas, Austin, Denver, Filadelfia y Seattle han registrado importantes manifestaciones anti-ICE y en solidaridad con Los Ángeles.  En muchas de estas urbes también se han reportado arrestos y enfrentamientos, lo que subraya la magnitud nacional del movimiento. 

El impacto humano: Miedo en las comunidades inmigrantes

Más allá de las cifras y las confrontaciones políticas, la situación está generando un profundo temor y ansiedad en las comunidades inmigrantes a lo largo del país. Informes desde Los Ángeles describen un «efecto escalofriante», con personas que evitan salir de sus hogares y escuelas que ofrecen opciones virtuales para ceremonias de graduación ante el temor de redadas de ICE en sus inmediaciones.  La incertidumbre sobre el futuro y la seguridad personal se ha convertido en una constante para millones.

La crisis actual, con su compleja mezcla de protestas por derechos civiles, disputas de poder federal-estatal y el drama humano de la inmigración, continúa desarrollándose, planteando serias preguntas sobre la dirección del país y el respeto a los principios democráticos.

Paloma Franco
Paloma Franco
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