La escena en el sur de California era caótica: calles tomadas por protestas, retenes improvisados y la presencia de tropas de la Guardia Nacional que, con uniforme militar, patrullaban espacios urbanos como si fueran zonas de guerra. Esa imagen, que parecía salida de un relato de tiempos de excepción, se convirtió en el centro de una batalla legal que acaba de marcar un precedente histórico en Estados Unidos.
El juez federal Charles Breyer dictaminó que la administración del expresidente Donald Trump violó la ley al desplegar tropas en Los Ángeles durante el verano, con el argumento de controlar protestas y operaciones contra inmigrantes. Aunque la decisión no exige la retirada inmediata de los efectivos restantes, establece que la orden entrará en vigor el viernes, subrayando un límite claro al poder presidencial en suelo doméstico.
La batalla legal: California vs Trump
La demanda fue presentada por el estado de California, que acusó a la administración republicana de romper la Ley Posse Comitatus, una norma histórica que restringe el uso del ejército en la aplicación de leyes civiles. Para el equipo legal de Trump, la presencia de la Guardia Nacional estaba justificada: no se trataba de policías militares, argumentaron, sino de una fuerza de protección para resguardar a agentes federales.
Sin embargo, el juez no coincidió. En su fallo, advirtió que la Casa Blanca había rebasado los límites establecidos, generando un precedente riesgoso de militarización de las calles.
El estilo Trump: militarización y confrontación
Desde el inicio de su presidencia, Trump buscó endurecer la seguridad en la frontera con México y utilizar a las fuerzas armadas como herramienta política. La creación de zonas militarizadas y el despliegue de la Guardia Nacional en Washington, donde tiene control legal directo, fueron solo algunos ejemplos de esta estrategia.
El fallo llega en un momento clave, ya que el expresidente había insinuado la posibilidad de enviar tropas a ciudades gobernadas por demócratas como Chicago, Baltimore y Nueva York, justificando la medida en la necesidad de frenar la violencia y los disturbios.
La reacción política: Newsom contraataca
El gobernador de California, Gavin Newsom, no tardó en reaccionar. Con un mensaje publicado en X (antes Twitter) en letras mayúsculas, replicó el estilo digital de Trump: “DONALD TRUMP PIERDE OTRA VEZ. Los tribunales coinciden: su militarización de nuestras calles y el uso del ejército contra ciudadanos de Estados Unidos es ILEGAL”.
Su declaración resonó como un triunfo político frente a la Casa Blanca, que hasta el momento no ha emitido respuesta oficial.
Lo que está en juego: democracia y poder presidencial
El fallo no solo es un revés legal para Trump, sino también un recordatorio del delicado equilibrio entre seguridad y democracia. El uso de la fuerza militar en asuntos internos toca fibras sensibles en la historia estadounidense, especialmente en un país marcado por la defensa de las libertades civiles.
El caso también abre la puerta a futuras discusiones sobre hasta dónde puede llegar un presidente en su búsqueda por imponer orden en momentos de crisis. Para algunos, el fallo del juez Breyer es un dique necesario contra el abuso de poder; para otros, una limitación que puede comprometer la seguridad nacional.
Un precedente con eco nacional
El eco del fallo se sentirá más allá de California. La decisión judicial marca un antes y un después en el debate sobre la militarización de las calles en Estados Unidos, un tema que seguirá presente en la agenda política mientras Trump y sus opositores se preparan para nuevas batallas legales y electorales.


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