Abrigarse ante el frío, es de suma importancia y todos debemos seguir los consejos de especialistas para vestirte correctamente en capas y evitar enfermedades respiratorias durante la temporada invernal.
La llegada de la temporada invernal trae consigo la necesidad de cuidarse para evitar riesgos de salud. Saber abrigarse ante el frío es fundamental, ya que las bajas temperaturas pueden ser potencialmente peligrosas. La exposición inadecuada al frío puede propiciar enfermedades respiratorias, además de agravar dolores musculares y articulares. Por ello, es esencial adoptar medidas preventivas.
Especialistas en salud han señalado que una combinación de vestimenta adecuada, ejercicios físicos y respiratorios, y una alimentación con alto contenido calórico, son claves para sobrellevar esta época. No se debe esperar a que el cuerpo comience a tiritar o la piel se ponga «chinita» para tomar precauciones, pues las consecuencias pueden ser serias. La prevención es la mejor herramienta contra el clima.
Además de consumir una dieta rica en vitamina C, la mejor forma de abrigarse ante el frío se centra en la técnica de las capas. Es importante utilizar varias prendas que tengan la capacidad de atrapar el calor cerca del cuerpo. Sin embargo, estas capas deben ser transpirables, ayudando a prevenir la sudoración excesiva, ya que la humedad puede hacer que la sensación térmica sea aún menor.
La técnica de las capas para abrigarse ante el frío
La primera capa, la que va ceñida al cuerpo, debe ser de un material de secado rápido. Se recomienda usar prendas elaboradas con poliéster, seda o cualquier otra tela sintética. Estos materiales son ideales porque ayudan a controlar la humedad, manteniéndote seco, lo cual es esencial para una correcta abrigarse ante el frío.
Sobre esta primera capa, se sugiere utilizar una blusa de manga larga o un suéter con botones al frente. Un chaleco también puede ser una opción muy efectiva como segunda capa intermedia. Finalmente, para rematar, es indispensable usar un abrigo exterior que proteja del viento y del clima, complementado con una bufanda para cubrir la garganta y el cuello.
La estrategia para abrigarse ante el frío no se limita solo a la ropa de calle, también se extiende al descanso. Para la cama, los especialistas recomiendan usar varias mantas que permitan atrapar el calor. Es ideal comenzar con sábanas de franela como base. Sobre ellas, se puede colocar una cobija esponjada o un edredón, y finalizar con frazadas más delgadas en la parte superior.
En el caso de que la cama o la cabecera estén directamente apoyadas en una pared que dé hacia el exterior, es recomendable separarla unos cuantos centímetros. Esta sencilla acción evita que el frío penetre de manera más directa hacia la persona que duerme. El aislamiento es crucial para mantener la temperatura corporal durante la noche, mejorando el descanso.
Complementario a la vestimenta, se sugieren técnicas de respiración para elevar la temperatura corporal interna hasta los 38 grados centígrados. Esto se logra inhalando de manera profunda, y al exhalar, contrayendo los músculos abdominales y pélvicos. La parte inferior del vientre debe «inflarse» con cada inhalación.
Finalmente, se aconseja realizar al menos 15 minutos de ejercicio corporal diario. Esta actividad física puede variar desde estiramientos ligeros hasta saltos, yoga o un poco de baile. El movimiento ayuda a generar calor interno, manteniendo el cuerpo activo y más resistente a las bajas temperaturas. La combinación de la técnica de capas y la actividad física son la mejor forma de abrigarse ante el frío.
La aplicación rigurosa de estas recomendaciones para abrigarse ante el frío es un acto de cuidado preventivo que trasciende lo estético.
Adoptar la vestimenta por capas y asegurar un aislamiento térmico adecuado durante el descanso reduce drásticamente las posibilidades de sufrir hipotermia o complicaciones respiratorias, como resfriados y bronquitis.
Además, el estímulo de la circulación sanguínea a través del ejercicio y las técnicas de respiración complementa esta estrategia, fortaleciendo la capacidad natural del cuerpo para mantener una temperatura interna estable, garantizando así un invierno más saludable y seguro para toda la familia.


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