La vida y trayectoria de Ernesto Barajas en la música regional
Ernesto Barajas, nacido en Culiacán, Sinaloa, comenzó su carrera musical desde joven, consolidándose como vocalista y líder de Enigma Norteño, banda fundada en 2004. Conocido por su talento para componer y su voz inconfundible, Barajas se especializó en narcocorridos, un género que narra historias de capos y líderes del crimen organizado en México.
Lo que diferenciaba a Barajas era su capacidad para conectar con figuras del narcotráfico y traducir sus vidas en canciones, lo que le generaba ingresos significativos, pero también lo colocaba en constante riesgo. Cada corrido podía costar hasta 25 mil dólares, y la aprobación de los capos era fundamental para garantizar su seguridad y la de su banda.
El peligro detrás de los narcocorridos
Barajas sabía que su música no era solo arte: era también un mensaje político y social dentro del narcomundo. Publicar un corrido sin autorización podía interpretarse como una amenaza o filtración de información sensible para las autoridades y otros cárteles. Esto llevó a Enigma Norteño a enfrentar amenazas directas, como la del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en 2023, obligándolos a cancelar presentaciones por seguridad.
Las figuras del narcotráfico inmortalizadas en sus canciones
Entre los temas más conocidos de Barajas se encuentran corridos dedicados a Nemesio Oseguera “El Mencho”, líder del CJNG, y a Iván Archivaldo Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada, del Cártel de Sinaloa. Canciones como Los placeres de Archivaldo o El Señor Iván y El Sr. Mayo Zambada narraban la vida de estos capos con detalle, transformando hechos delictivos en relatos musicales que se convirtieron en éxitos virales dentro de la comunidad del narcocorrido.
Además, también escribió sobre otros personajes clave, como El Chavo Félix, Serafín Zambada, Alfredo Guzmán Salazar y El Nini, jefe de seguridad de Los Chapitos, reforzando su reputación como compositor confiable dentro del narcomundo.
Investigación y vínculos con el crimen organizado
El nombre de Ernesto Barajas aparece en el libro Narcosistema de la periodista Anabel Hernández, quien señala que estaba bajo investigación en Estados Unidos por sus supuestas conexiones con El Nini, jefe de seguridad de Los Chapitos. Según Hernández, Barajas actuaba como mensajero entre capos y otros músicos, consolidando su papel dentro de una red de narcotráfico y promoción musical que funcionaba como propaganda y, posiblemente, lavado de dinero.
La tragedia del asesinato y el riesgo de ser músico del narco
El martes 19 de septiembre de 2025, Barajas fue asesinado a balazos en una pensión vehicular en Zapopan, Jalisco, junto a otra persona, mientras una joven de 18 años resultó herida. Este asesinato evidencia los peligros de la música vinculada al narcotráfico, donde la fama y la conexión con capos pueden convertirse en un riesgo mortal.
El caso de Ernesto Barajas refleja la delgada línea entre el arte y la violencia en la música regional mexicana, donde la creación de narcocorridos puede convertir a un artista en un blanco del crimen organizado.
El legado de Ernesto Barajas y el impacto cultural de los narcocorridos
Aunque su vida terminó de manera trágica, Ernesto Barajas deja un legado dentro de la música regional mexicana, especialmente en el género de los narcocorridos y corridos tumbados. Su capacidad para contar historias del narco, su influencia en otros artistas y la polémica alrededor de sus canciones continúan marcando la industria y generando debate sobre la relación entre música, violencia y cultura.
La música como un reflejo del crimen
El asesinato de Ernesto Barajas recuerda que el mundo de los narcocorridos no es solo entretenimiento. La música puede ser un reflejo de la realidad criminal en México, donde artistas como Barajas arriesgan su vida al documentar la vida de los capos. Su historia combina talento, éxito y tragedia, y evidencia que los narcocorridos son un fenómeno cultural que no puede separarse del contexto de violencia que los inspira.


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