No es solo una demanda, es una guerra de reputaciones. Mientras Blake Lively se prepara para su deposición, la pregunta no es quién ganará en la corte, sino quién sobrevivirá al brutal tribunal de la opinión pública. Y, ¿dónde quedó Taylor Swift en todo esto?
En Hollywood, las demandas son tan comunes como los retoques de bótox, pero la guerra total entre Blake Lively y Justin Baldoni ha trascendido los tribunales para convertirse en una clase magistral de combate mediático, una donde las reputaciones se desangran y las amistades de alto perfil se hacen cenizas. Lo que comenzó como una acusación seria en la era post-#MeToo, ahora es un lodazal de tácticas legales y de relaciones públicas que amenaza con no dejar a nadie limpio.
Del Set al Juzgado: ¿Cómo Explotó la Bomba?
Todo estalló en el set de It Ends With Us, la adaptación de la popular novela. Según la demanda inicial de Lively presentada en diciembre de 2024, Baldoni, su co-estrella y director, no solo fomentó un ambiente de trabajo hostil, sino que incurrió en acoso sexual y represalias. La respuesta de Baldoni no fue una disculpa cautelosa, sino una negación total y una contraofensiva nuclear.
Esto no fue un simple malentendido creativo. La decisión de Lively de demandar fue un cálculo de alto riesgo. En el Hollywood actual, alzar la voz puede empoderar, pero también te convierte en un blanco. Y Baldoni, en lugar de gestionar la crisis, decidió prenderle fuego al bosque entero.
La Contraofensiva de $400 Millones: ¿Estrategia Legal o Berrinche de PR?
La respuesta de Baldoni fue una contrademanda de $400 millones de dólares, no solo contra Lively, sino también contra su esposo, Ryan Reynolds, y el prestigioso The New York Times, acusándolos de extorsión y difamación. Fue una jugada audaz, diseñada para cambiar la narrativa: ya no era el presunto acosador, sino la víctima de una conspiración multimillonaria.
Sin embargo, la estrategia implosionó. En junio de 2025, un juez federal desestimó la contrademanda, dictaminando que las acusaciones de Lively, al ser parte de un proceso legal, estaban protegidas. Este no fue solo un revés legal; fue una humillación pública que validó la legitimidad del reclamo original de Lively. El intento de Baldoni de presentarse como un David contra los Goliats de Hollywood fracasó, dejándolo con su credibilidad hecha jirones y sin su arma más poderosa.
El «Circo» de la Deposición: ¿Por Qué Quieren Vender Boletos en el Madison Square Garden?
La desesperación tiene un olor particular, y en este caso, huele a palomitas de maíz y arena de estadio. Con la deposición de Lively programada para el 17 de julio , el equipo legal de Baldoni lanzó una propuesta tan absurda que solo puede interpretarse como una táctica de tierra quemada: sugirieron que el testimonio se realizara en el Madison Square Garden, con boletos a la venta y transmisión en vivo.
Seamos claros: nadie en su sano juicio pensó que esto sucedería. La propuesta es una maniobra de relaciones públicas para envenenar el pozo. Al sugerir un espectáculo, intentan enmarcar cualquier cosa que Lively diga bajo juramento como parte de una actuación, desacreditando su testimonio antes de que siquiera abra la boca. Es una admisión tácita de que temen profundamente lo que ella pueda revelar. La lucha por el lugar de la deposición —con Lively pidiendo un lugar confidencial para evitar un «espectáculo público» — no es sobre logística, es sobre el control de la narrativa.
Los «Dragones» de la Discordia: ¿Cómo Taylor Swift se Vio Arrastrada (y Huyó) del Conflicto?
Y luego está el daño colateral más famoso del mundo: Taylor Swift. En un movimiento que ahora parece un error de cálculo monumental, Baldoni citó a la superestrella, alegando que Lively la usó a ella y a Reynolds —a quienes Lively supuestamente llamó sus «dragones» en un mensaje de texto — para presionarlo.
La respuesta del equipo Swift fue rápida y brutal. Calificaron la citación de «carnada para tabloides» y dejaron claro que la única participación de Taylor fue licenciar una canción, como otros 19 artistas. La citación fue retirada abruptamente, una rendición incondicional ante el poder del Swiftieverse. Pero el daño ya estaba hecho. Los rumores ahora arden con fuerza, sugiriendo que la amistad de años entre Lively y Swift está rota, con Swift y Travis Kelce «disgustados» por cómo intentaron usarla. Baldoni no solo no logró intimidar a Lively, sino que se ganó la enemistad de la mujer más poderosa de la industria del entretenimiento. Una jugada estúpida con consecuencias permanentes.
La guerra legal seguirá su curso hasta el juicio en marzo de 2026 , pero la guerra de percepción ya ha dejado víctimas por todo el campo de batalla.


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