Con su eterna sonrisa y su asombrosa capacidad de regeneración, el ajolote es un símbolo de México. Pero en su único hogar, los canales de Xochimilco, está desapareciendo a un ritmo alarmante. Este es el plan desesperado de la ciencia para evitar su extinción.
El ajolote (Ambystoma mexicanum), el «monstruo de agua» de la mitología azteca, es una criatura única en el mundo. Este anfibio, que vive permanentemente en su estado larvario, es endémico de lo que una vez fue el complejo sistema de lagos del Valle de México. Hoy, su único hábitat natural se reduce a los canales de Xochimilco, y su supervivencia pende de un hilo.
Los datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) son un llamado de auxilio. Según el Dr. Luis Zambrano, del Instituto de Biología, la población ha colapsado dramáticamente:
* En 1998, se estimaban 6,000 ajolotes por kilómetro cuadrado.
* En el censo de 2014, la cifra se desplomó a solo 36 por kilómetro cuadrado.
* Hoy, se estima que quedan entre 50 y 1,000 individuos en estado salvaje.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo clasifica como una especie en peligro crítico de extinción. La probabilidad de que desaparezca de su hábitat natural para 2025 es, según Zambrano, «realmente, realmente alta».
Las Amenazas que lo Están Borrando del Mapa
La tragedia del ajolote es el resultado de la degradación de su hogar. Tres factores principales lo están llevando al borde del abismo:
* Contaminación del agua: Los canales de Xochimilco reciben descargas de aguas residuales y escurrimientos agrícolas cargados de pesticidas y fertilizantes, envenenando el frágil ecosistema del que depende el ajolote.
* Especies invasoras: La introducción de carpas y tilapias en los años 70 y 80 fue un desastre ecológico. Estos peces no nativos se alimentan de los huevos y las crías de ajolote, y compiten con los adultos por el alimento.
* Urbanización y pérdida de hábitat: El crecimiento de la Ciudad de México ha drenado y rellenado la mayor parte de los lagos históricos, fragmentando y destruyendo el hábitat del ajolote.
El Plan de Rescate: Refugios en las Chinampas
Ante este panorama desolador, un equipo de científicos de la UNAM, liderado por el Dr. Zambrano, ha puesto en marcha un ambicioso plan de conservación que busca volver a las raíces ancestrales de Xochimilco.
«Para conservar una especie, tenemos que conservar el hábitat en el que esa especie evolucionó.» – Dr. Luis Zambrano, Instituto de Biología, UNAM.
La estrategia se centra en la creación de «chinampas-refugio». Las chinampas son las islas artificiales creadas por los aztecas para la agricultura. El plan consiste en colaborar con los chinamperos (agricultores locales) para restaurar los canales que rodean sus parcelas y convertirlos en santuarios seguros para los ajolotes.
¿Cómo funcionan estos refugios?
* Filtros y barreras: Se instalan barreras para impedir el paso de las carpas y tilapias, protegiendo a los ajolotes de sus principales depredadores.
* Agricultura tradicional: Se promueve la agricultura chinampera tradicional, sin uso de pesticidas ni fertilizantes químicos, lo que mejora drásticamente la calidad del agua dentro del refugio.
* Reintroducción controlada: Una vez que el hábitat es seguro, se introducen ajolotes criados en cautiverio para que puedan reproducirse en un entorno protegido.
Recientes estudios de la UNAM han demostrado que los ajolotes pueden adaptarse y prosperar en estos refugios, ganando peso y encontrando alimento. Aunque el proyecto enfrenta desafíos, como la depredación por aves, representa la esperanza más sólida para la supervivencia del ajolote en su entorno natural.
Iniciativas como la campaña «AdoptAxolotl» de la UNAM buscan recaudar fondos para expandir este proyecto, creando más refugios y colaborando con más agricultores locales. Salvar al ajolote no es solo proteger a una especie; es rescatar una parte vital del patrimonio cultural y biológico de México, y restaurar la salud del ecosistema único de Xochimilco.


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