Cuando Marie Payen de la Garanderie comenzó su investigación en el INSERM (Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia), no imaginó que sus hallazgos llamarían la atención internacional. En un estudio con más de 108 mil participantes, su equipo descubrió que ciertas combinaciones de aditivos —presentes en alimentos ultraprocesados y bebidas dietéticas— aumentan significativamente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Y no es una cifra menor: los productos con edulcorantes y colorantes artificiales elevan ese riesgo hasta en un 13%.
¿Qué aditivos están en la mira?
Entre los culpables se encuentran nombres que solemos ver en las etiquetas sin pensar demasiado:
- Edulcorantes como el aspartamo, sucralosa y acesulfame-K
- Colorantes artificiales como el caramelo, sulfito de amoníaco y antocianinas
- Emulsionantes y conservadores: goma guar, carragenanos, goma xantana, pectina
- Ácidos y reguladores de acidez: ácido fosfórico, ácido málico, citratos
Estos se combinan en productos que consumimos a diario: refrescos “light”, postres lácteos, sopas instantáneas, salsas embotelladas.
¿Por qué estas combinaciones son peligrosas?
Los investigadores descubrieron que el verdadero riesgo no es un solo aditivo, sino el efecto cóctel: cuando se consumen en conjunto de manera frecuente, alteran el metabolismo, provocan inflamación y pueden deteriorar la función de la insulina.
Aunque aún no se ha comprobado el mecanismo exacto, los datos apuntan a que estas mezclas son un factor de riesgo modificable, es decir, podemos evitarlas si tomamos decisiones conscientes.
Una decisión cotidiana con impacto a largo plazo
Isabel, una mujer de 43 años, solía comenzar su día con un yogur dietético y una bebida light pensando que eran opciones saludables. Tras conocer este estudio, decidió cambiar por opciones naturales: yogur griego sin endulzar y agua con infusión de frutas.
“Me di cuenta de que estaba confiando en productos con etiquetas atractivas, pero que estaban llenos de químicos que ni siquiera entendía”, cuenta.
Este testimonio refleja lo que muchos expertos buscan: informar para prevenir. Cambiar pequeños hábitos puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
¿Cómo puedes protegerte?
- Lee las etiquetas: Si la lista de ingredientes tiene nombres largos o números, investiga antes de comprar.
- Evita ultraprocesados: Prefiere alimentos naturales y mínimamente procesados.
- Reduce las bebidas dietéticas: Opta por agua, infusiones o jugos naturales.
Consulta con un nutricionista: Un profesional puede ayudarte a identificar riesgos ocultos en tu dieta.
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