La Comisión Europea presentó una propuesta histórica: suspender el régimen de libre comercio con Israel, que afecta a exportaciones valoradas en 5 mil 800 millones de euros. La medida responde a la creciente presión política y humanitaria generada por la guerra en Gaza, que ha deteriorado las condiciones de vida en la región.
Kaja Kallas, alta representante de la UE para Política Exterior, además propuso un paquete de sanciones dirigidas a dos ministros israelíes, Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich, así como a colonos violentos y miembros de Hamas.
Impacto económico de la suspensión del acuerdo
Si la suspensión del acuerdo de libre comercio se aprueba, Israel deberá pagar los aranceles estándar de la UE, afectando exportaciones por aproximadamente 5 mil 800 millones de euros. Esto se traduce en un impacto directo de unos 227 millones de euros anuales para la economía israelí.
Actualmente, la Unión Europea es el principal socio comercial de Israel, con un intercambio de bienes que ascendió a 42 mil 600 millones de euros en 2024. La medida refleja la importancia estratégica de la UE como actor económico global y su disposición a influir en conflictos internacionales mediante la diplomacia económica.
Obstáculos políticos internos en la UE
La propuesta necesita apoyo de al menos 15 de los 27 países miembros, representando el 65% de la población de la UE. Sin embargo, Alemania, un actor clave, se ha mostrado reacia a imponer sanciones a Israel, lo que complica la aprobación.
El ministro israelí Gideon Saar calificó las medidas como “moral y políticamente distorsionadas” y expresó su expectativa de que no sean adoptadas. Esto evidencia la tensión diplomática entre Bruselas y Tel Aviv y el delicado equilibrio entre política, comercio y ética internacional.
La presión humanitaria en Gaza
En Gaza, la vida diaria continúa pese a la guerra. Familias enfrentan cortes de electricidad, escasez de agua y bloqueo económico. La presión europea se percibe como un intento de impulsar cambios mediante sanciones económicas, aunque muchos diplomáticos advierten que la acción enfrenta desafíos internos en la UE.
Analistas destacan que la UE busca equilibrar la defensa de los derechos humanos con la estabilidad geopolítica, evitando que la medida genere represalias que afecten a la población civil.
Perspectivas y próximos pasos
Bruselas continuará evaluando la medida, mientras Ursula von der Leyen y Kaja Kallas buscan un consenso entre los miembros de la UE. La decisión final será clave para determinar si la política exterior europea se fortalecerá mediante sanciones económicas o se mantendrá en un enfoque más diplomático.
El caso refleja cómo la UE utiliza el comercio internacional como herramienta de presión política, especialmente en situaciones de conflicto que involucran derechos humanos y seguridad regional.


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