Un acuerdo trilateral que podría transformarse
El T-MEC, firmado en 2020 como la evolución del TLCAN, ha sido un pilar central para la integración económica entre México, Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, su permanencia en la forma actual podría enfrentar ajustes en un entorno global marcado por tensiones geopolíticas, políticas industriales más agresivas y revisiones constantes a las reglas comerciales.
Según el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), José Medina Mora Icaza, el tratado seguirá como un acuerdo trilateral, aunque no se descarta la incorporación de aranceles y convenios bilaterales que complementen sus reglas originales.

Convenios bilaterales dentro de un marco trilateral
De acuerdo con Medina Mora, la tendencia del gobierno estadounidense hacia relaciones bilaterales abre la puerta a un modelo híbrido en el que los tres países mantienen el marco común del T-MEC, pero negocian acuerdos específicos por separado.
Esto no implicaría romper el tratado, sino ajustar sus mecanismos de operación para permitir acuerdos paralelos en áreas donde existan tensiones o intereses divergentes.
La declaración sigue a los comentarios de Jamieson Greer, representante Comercial de Estados Unidos, quien afirmó que su país ve sentido en discutir ciertos temas de forma separada con México y Canadá.
Un escenario cambiante que exige adaptación
El sector privado mexicano, según explica el CCE, asume que la dinámica puede transformarse día a día. El entorno geopolítico actual exige flexibilidad y apertura a distintos escenarios.
En esta visión, la continuidad del T-MEC se daría acompañada de condiciones nuevas, entre ellas la posibilidad de aranceles que inicialmente no formaban parte del acuerdo original. Esta situación, aunque no deseada, podría convertirse en una herramienta para equilibrar presiones políticas internas de Estados Unidos sin desmontar el marco trilateral.
El impacto de la nueva geopolítica
La reciente aprobación en el Congreso mexicano de aumentar aranceles a más de 1,400 importaciones provenientes de países sin tratado, principalmente China, agrega complejidad al panorama.
Medina Mora subrayó que estos movimientos forman parte de una nueva realidad geopolítica caracterizada por desacuerdos comerciales, reorganización de cadenas de suministro y tensión entre los grandes bloques económicos.
Para México, la clave será adaptarse a esta realidad sin perder competitividad y maximizando oportunidades de nearshoring, una de las ventajas principales que se han derivado del T-MEC.
Efectos y reacciones esperadas
El ajuste arancelario provocará impactos en diversos sectores productivos, desde manufacturas hasta importaciones de insumos estratégicos.
China, al ser uno de los países más afectados, podría reaccionar con medidas diplomáticas o comerciales que compliquen la relación bilateral.
El CCE recalca que la prioridad es que México salga beneficiado, incluso si esto implica enfrentar presiones en el corto plazo. Los ajustes deben enfocarse en fortalecer la industria nacional y atraer más inversión extranjera.
El papel del Poder Judicial en un entorno de incertidumbre
Durante el foro México Inversionista, el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arístides Rodrigo Guerrero García, subrayó la importancia del diálogo entre el Poder Judicial y la iniciativa privada.
Afirmó que la colaboración institucional es crucial para fomentar un ambiente de certidumbre jurídica, un elemento indispensable para las empresas que contemplan invertir en México en medio de la revisión del T-MEC.
En la misma línea, Medina Mora destacó la relevancia de que jueces y magistrados emitan resoluciones conforme a la ley, reforzando la confianza y previsibilidad para inversionistas nacionales y extranjeros.
Una estrategia de diálogo multisectorial
El CCE continuará dialogando con los diferentes poderes del Estado —Ejecutivo, Legislativo y Judicial— para construir un entorno favorable mientras el tratado se revisa y eventualmente se ajusta.
Según Medina Mora, este diálogo ya se ha dado con la presidenta Claudia Sheinbaum, y seguirá ampliándose conforme avancen tanto las negociaciones del T-MEC como las transformaciones geopolíticas en curso.

T-MEC: Un tratado que evoluciona, no desaparece
El panorama actual sugiere que el T-MEC no está en riesgo de desaparecer, sino de evolucionar. La introducción de aranceles o convenios bilaterales sería una forma de ajustar tensiones sin desmantelar la arquitectura trilateral que sostiene la economía de Norteamérica.
Para México, el reto será encontrar un equilibrio entre mantener la integración regional, aprovechar la relocalización de cadenas productivas y responder con inteligencia a las presiones externas.


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