Claudia Sheinbaum, presidenta de México, expresó recientemente que si los trabajadores mexicanos dejaran de consumir en los Estados Unidos, la economía de ese país podría contraerse hasta un 1% de su Producto Interno Bruto (PIB). Esta declaración subraya el impacto significativo que tienen los migrantes mexicanos en el sistema económico de la nación vecina, resaltando su contribución tanto en términos de consumo como en el ámbito laboral.
La importancia de los migrantes mexicanos en EE. UU.
La líder mexicana expuso que los trabajadores mexicanos, tanto aquellos con documentos legales como aquellos que no cuentan con ellos, desempeñan un papel clave en el crecimiento de la economía estadounidense. De acuerdo con datos proporcionados por la economista Viridiana Ríos, casi el 80% de los ingresos de los migrantes mexicanos que trabajan en EE. UU. son invertidos en ese país, mientras que el 20% restante se destina a remesas enviadas a México.
Datos clave:
- El 52% de los salarios de los migrantes mexicanos en EE. UU. contribuyen a la seguridad social de ese país.
- Si la migración legal se redujera en un 50% durante los próximos 10 años, la deuda del Seguro Social en EE. UU. aumentaría un 13%.
- Cada vez que aumentan los inmigrantes en la fuerza laboral estadounidense, se generan entre uno y dos empleos para los nativos de ese país.
Este impacto es vital para la economía de EE. UU., pues los migrantes no solo impulsan el consumo de productos y servicios, sino que también contribuyen al sostenimiento de sistemas de seguridad social que benefician a la población estadounidense en general.
El impacto económico de las remesas y el consumo migrante
Si bien la cifra de remesas enviadas por los migrantes mexicanos a sus familias en México es considerable, representando una fuente crucial de ingresos para muchos hogares, la gran mayoría de sus ingresos son consumidos dentro de Estados Unidos. Esto significa que los migrantes no solo contribuyen a sus países de origen, sino que también juegan un rol esencial en mantener la economía de consumo de EE. UU. en marcha.
Este modelo económico resalta una realidad que a menudo se pasa por alto en los debates políticos sobre la migración: los migrantes mexicanos no son solo una fuente de trabajo en el país receptor, sino también motores importantes de consumo y productividad dentro de la nación.
La migración y el T-MEC: Impulso a la productividad
Sheinbaum también hizo mención del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), destacando que las empresas estadounidenses que invierten en México se vuelven más productivas. En este sentido, el T-MEC permite que por cada 131 empleos creados en las filiales mexicanas de empresas estadounidenses, se generen 333 empleos en Estados Unidos. Este intercambio entre los dos países subraya la interdependencia económica y cómo la migración, tanto legal como ilegal, puede ser beneficiosa para ambos países.
A través de la colaboración económica y la movilidad laboral, se crea un círculo virtuoso que beneficia tanto a los migrantes como a los países involucrados, mostrando que la migración no solo es un reto, sino una oportunidad para fomentar el desarrollo en todos los niveles.
La deuda del Seguro Social de EE. UU. y el papel de los migrantes
Sheinbaum destacó que la migración tiene un efecto positivo en la deuda del Seguro Social de EE. UU., particularmente en lo que respecta a los migrantes mexicanos. La contribución de los trabajadores migrantes al Seguro Social es significativa, ya que estos aportan un porcentaje importante de los fondos destinados a dicho sistema. Si la migración legal se redujera a la mitad, se proyecta que la deuda del Seguro Social aumentaría un 13% a lo largo de los próximos 10 años. Por el contrario, si la migración aumentara, se extendería la solvencia de este fondo, lo que resultaría en una mejora significativa en las reservas de dicho sistema.
Perspectiva sobre el futuro de la migración y la economía
Con estos datos, Sheinbaum argumenta que los migrantes mexicanos son más que una carga para el sistema estadounidense; son una pieza clave para el funcionamiento económico del país. En lugar de verlos como una amenaza, su presencia debería ser reconocida como un motor de crecimiento y estabilidad, tanto para México como para Estados Unidos.
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