La historia de una herramienta de poder económico
Durante décadas, las sanciones económicas de Estados Unidos fueron vistas como una condena financiera. Estar en la lista negra del Tesoro equivalía a quedar aislado del sistema global. Desde Cuba hasta Irán, los países temían ser expulsados del mercado internacional. El dólar era el arma más poderosa.
Pero la historia cambió con la guerra en Ucrania. Rusia, a pesar de ser uno de los países más sancionados del mundo, ha logrado seguir comerciando y mantener viva su economía.
Rusia, el país más sancionado… pero aún en pie
Desde 2022, más de 6000 personas, empresas y oligarcas rusos han sido incluidos en las sanciones de Washington y Europa. Se confiscaron yates, jets privados y cuentas bancarias. Sin embargo, Rusia no ha cedido. Su economía, aunque golpeada, se sostiene gracias a lazos con China e India.
En lugar de paralizar al Kremlin, las sanciones han generado una red alternativa de comercio y pagos, cuestionando la supremacía del dólar como moneda de control.
El rol de China y el “blindaje” financiero
Los bancos chinos se han convertido en un punto crucial del debate. Washington sabe que sancionarlos significaría paralizar el comercio mundial, afectando incluso a empresas estadounidenses. Esa “insancionabilidad” ha permitido que Rusia utilice plataformas como Alipay para mover fondos que antes quedarían bloqueados.
La pregunta que surge es: ¿hasta qué punto Estados Unidos está dispuesto a poner en riesgo la estabilidad financiera global para castigar a Rusia?
Historias que revelan la grieta del sistema
En Moscú, ferias tecnológicas muestran a empresas sancionadas vendiendo semiconductores sin mayores obstáculos. Allchips, con sede en Hong Kong, apareció en la lista negra pero sigue recibiendo pagos en dólares y yuanes a través de cuentas rusas.
Esto refleja la habilidad de Rusia para reinventar su acceso al comercio, incluso bajo sanciones internacionales.
El desgaste del poder de las sanciones
Entre 2002 y 2019, las multas contra bancos globales se multiplicaron por 400. BNP Paribas pagó casi 9000 millones de dólares en un solo caso. El mensaje era claro: desafiar a EE.UU. tenía consecuencias millonarias.
Hoy, las sanciones se anuncian, pero las acciones contra grandes instituciones financieras se han reducido. La falta de aplicación efectiva envía otra señal: la presión estadounidense ya no infunde el mismo temor.
¿Un futuro sin hegemonía del dólar?
El dólar sigue siendo la moneda dominante, pero el sistema se resquebraja. Rusia, China, India y otros países exploran mecanismos alternativos de pago para evitar la dependencia de Washington.
El poder económico de Estados Unidos sigue vigente, pero enfrenta un reto sin precedentes: demostrar que sus sanciones aún tienen el mismo peso que en el pasado.
El poder de castigar está en disputa
La narrativa de las sanciones como arma imbatible está cambiando. Si bien siguen siendo un instrumento clave de política exterior, el caso de Rusia evidencia que el sistema financiero mundial está mutando. El futuro podría estar marcado por bloques económicos que reduzcan el alcance del dólar y, con ello, la influencia de Estados Unidos.


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