Con su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump trae consigo tanto expectativas como preocupaciones para el comercio agroalimentario mexicano. A lo largo de su campaña, el candidato republicano prometió elevar aranceles a varios países, lo que ha puesto en alerta a exportadores mexicanos, ya que el 80% de los productos agroalimentarios de México se dirigen a Estados Unidos. Sin embargo, Trump también es consciente de la importancia del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) como una herramienta para fortalecer la economía norteamericana frente a la competencia global.
Trump y el comercio agroalimentario: una relación compleja
Para México, Trump no es una figura desconocida. Durante su primer mandato, la relación bilateral atravesó desafíos, especialmente en migración y seguridad, pero en el ámbito comercial, el panorama fue más positivo. Bajo su liderazgo, las exportaciones de productos agrícolas mexicanos crecieron, aumentando la demanda en el mercado estadounidense de productos clave como el aguacate, las berries y el tomate. Este vínculo comercial ha sido beneficioso para ambas naciones, y aunque el republicano ha manifestado su deseo de proteger la industria estadounidense, también entiende el valor estratégico de una Norteamérica sólida y competitiva.
Trump impulsó el T-MEC en su primer mandato, y este tratado ha facilitado el comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Aunque ha hablado de elevar aranceles en otros frentes, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, calmó las inquietudes asegurando que cualquier medida que afecte el T-MEC impactaría a los consumidores estadounidenses, elevando los precios de los alimentos. De esta forma, México y Estados Unidos podrían mantenerse como aliados comerciales importantes, especialmente en el sector agroalimentario.
¿Por qué el T-MEC es vital para el sector agroalimentario mexicano?
El T-MEC es el principal acuerdo comercial entre los tres países de Norteamérica, y para México, representa un motor crucial en la economía. Más del 80% de los productos agrícolas mexicanos se exportan a Estados Unidos, lo que incluye frutas, verduras y otros alimentos frescos. Gracias a este tratado, los aranceles son reducidos o nulos, facilitando el acceso de productos mexicanos al mercado estadounidense. La cancelación o modificación de este acuerdo podría poner en riesgo la competitividad de los productores mexicanos, encareciendo los productos y afectando tanto a exportadores como a consumidores.
Además, el T-MEC brinda estabilidad al comercio agroalimentario, lo que permite a los agricultores mexicanos invertir en tecnología, mejorar sus procesos y satisfacer la creciente demanda en Estados Unidos. Trump, aunque ha sido un defensor del proteccionismo, también ha comprendido el valor de este tratado para mantener los precios accesibles y reducir la dependencia de productos de otras regiones.
Aranceles: ¿una amenaza o una oportunidad para la agricultura mexicana?
Una de las mayores preocupaciones en el regreso de Trump es su postura sobre los aranceles. En su primer mandato, utilizó aranceles como medida de presión contra varios países, afectando incluso a productos como el aceite de oliva español. Aunque esto generó tensiones, México ha sido en gran medida beneficiado por el T-MEC. No obstante, Trump no ha descartado aumentar los aranceles en ciertos sectores, una medida que podría afectar a productos agrícolas si decide aplicar tarifas más altas.
Sin embargo, también es cierto que el mercado agroalimentario de México y Estados Unidos es altamente complementario. La agricultura mexicana llena vacíos en la demanda estadounidense, y los consumidores en Estados Unidos dependen de la estabilidad en el suministro de alimentos frescos y de calidad. México, por su cercanía geográfica y acuerdos comerciales, tiene una ventaja competitiva en este aspecto, y tanto exportadores como el gobierno deben aprovechar esta relación para promover los beneficios de una colaboración continua.
Colaboración entre Claudia Sheinbaum y Trump: una primera señal de entendimiento
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, tuvo recientemente una llamada con Trump, en la que ambos discutieron la importancia de la relación bilateral. En sus redes sociales, Sheinbaum aseguró que el diálogo fue “cordial” y expresó su confianza en mantener una buena relación comercial. Este primer contacto es una señal alentadora, que refleja la intención de ambos gobiernos de trabajar juntos para fortalecer el comercio y evitar conflictos en el sector agroalimentario.
Sheinbaum y su equipo están conscientes de que mantener una buena relación con Estados Unidos es esencial para la economía mexicana. La estrategia parece ser continuar con una diplomacia colaborativa que permita sortear cualquier medida proteccionista sin sacrificar el acceso al mercado estadounidense.
El futuro del comercio agroalimentario y la importancia de una Norteamérica fuerte
En un contexto global donde las tensiones comerciales son cada vez más comunes, fortalecer el bloque económico de Norteamérica es crucial para competir con otras potencias, especialmente Asia. Trump, pese a su retórica, ha mostrado interés en consolidar esta alianza, y el comercio agroalimentario es una pieza central. México, como uno de los mayores proveedores de alimentos a Estados Unidos, desempeña un papel clave en esta visión.
El gobierno mexicano deberá centrarse en la promoción de los beneficios de una Norteamérica unida y en las ventajas competitivas que el país ofrece al mercado estadounidense. Esto incluye desde la proximidad geográfica hasta la alta calidad de sus productos agrícolas. La clave estará en consolidar una relación que permita a ambas naciones enfrentar juntos las incertidumbres globales.
Un escenario desafiante, pero con oportunidades para México
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca plantea retos para el comercio agroalimentario mexicano, pero también abre una puerta de oportunidad. A través de una colaboración estratégica y un enfoque diplomático, México tiene la capacidad de proteger su acceso al mercado estadounidense y de continuar siendo un socio clave en el sector agrícola.
Para los agricultores y exportadores mexicanos, el camino no será fácil, pero con el apoyo de políticas públicas enfocadas en la sostenibilidad y la competitividad, podrán enfrentar estos retos. El T-MEC sigue siendo un pilar fundamental para el desarrollo del comercio en la región, y mientras México mantenga una relación constructiva con Estados Unidos, los beneficios serán compartidos por ambos países.
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