La economía de Estados Unidos registró una contracción anualizada del 0.5% en el primer trimestre de 2025, según la tercera y última estimación oficial. Este dato, que marca la primera caída en tres años, ha generado preocupación, pero un análisis profundo revela que la situación es más matizada de lo que sugiere el titular.
El titular es alarmante: el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos, el indicador más amplio de la salud económica, se contrajo un 0.5% en los primeros tres meses de 2025. Esta cifra representa una revisión a la baja con respecto a las estimaciones anteriores y la primera contracción desde la pandemia. Sin embargo, para entender el verdadero estado de la economía, es crucial mirar más allá de este número.
La Razón Principal: Una Oleada de Importaciones
La causa principal de esta caída del PIB no fue una parálisis de la actividad económica, sino un factor técnico: un masivo aumento de las importaciones. En la contabilidad nacional, las importaciones se restan del PIB. ¿Por qué se dispararon? Las empresas estadounidenses se apresuraron a acumular inventarios de productos extranjeros para anticiparse a la entrada en vigor de los aranceles impuestos por la administración Trump.
Este movimiento estratégico, aunque sensato desde una perspectiva empresarial, distorsionó la cifra del PIB. En esencia, el país gastó más en bienes del exterior, lo que matemáticamente reduce el cálculo del producto interno.
Sugerencia: Una infografía que explique de forma sencilla cómo se calcula el PIB y por qué las importaciones se restan.
La «Economía Real»: Señales de Fortaleza Subyacente
Para obtener una imagen más precisa, los economistas observan un indicador llamado «ventas finales reales a compradores domésticos privados». Esta métrica excluye los componentes más volátiles como los inventarios y el comercio exterior, y se considera un mejor reflejo de la demanda interna.
En el primer trimestre, este indicador creció a una sólida tasa del 1.9%. Aunque este ritmo es más lento que el 2.9% del trimestre anterior, demuestra que la base de la economía —el gasto de consumidores y empresas en bienes y servicios nacionales— siguió expandiéndose.
El Consumidor Pone el Freno: Una Señal de Alerta
A pesar de la fortaleza subyacente, hay una señal de advertencia que no debe ser ignorada: el consumidor estadounidense está mostrando signos de fatiga. El crecimiento del gasto de los consumidores se desaceleró drásticamente a solo un 0.5%, su nivel más bajo desde el fin de la pandemia. Los datos de mayo de 2025 confirman esta tendencia, con una caída del 0.4% en el ingreso personal.
Los estadounidenses recortaron gastos especialmente en áreas como recreación y restaurantes, lo que sugiere que la presión inflacionaria y las altas tasas de interés están empezando a afectar el presupuesto de los hogares.
«Lo que estamos presenciando es una economía temporalmente protegida del shock arancelario por maniobras logísticas inteligentes, estrategias de precios proactivas y algunas concesiones de exportadores extranjeros.» – Greg Daco, economista jefe de EY-Parthenon.
En conclusión, la contracción del PIB en el primer trimestre parece ser más una anomalía estadística impulsada por políticas comerciales que el inicio de una recesión. No obstante, la marcada desaceleración del gasto de los consumidores es una señal real de que la economía podría enfrentar vientos en contra en los próximos meses.


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