Petróleos Mexicanos (Pemex) presentó su Plan Estratégico 2025–2035, una hoja de ruta que busca garantizar la autosuficiencia energética del país y transformar gradualmente a la compañía en una empresa con mayor enfoque en energías renovables. Sin embargo, la agencia calificadora Moody’s advirtió que la ejecución de este plan requerirá inversiones cuantiosas y una capacidad de gestión que está en entredicho, debido a la elevada deuda y a los retos operativos que enfrenta la petrolera.
Los principales desafíos de Pemex
De acuerdo con el análisis de Moody’s Local México, el futuro de Pemex depende de su capacidad para reorientar las actividades de exploración y producción hacia yacimientos geológicamente más complejos. Actualmente, muchos de sus principales campos productores se encuentran en una fase avanzada de declinación natural, lo que compromete la estabilidad de la producción de crudo en el largo plazo.
La calificadora resaltó que la estrategia de los últimos años, centrada en mantener pozos maduros y explotar reservas cercanas, permitió ralentizar el declive productivo. Sin embargo, este enfoque ya no es sostenible y exige un cambio profundo en el modelo de inversión.
La necesidad de modernización y transición energética
Otro de los puntos clave señalados por Moody’s es la rehabilitación y modernización de las refinerías. Estas instalaciones han sido históricamente un cuello de botella para Pemex, debido a su bajo nivel de eficiencia y elevados costos operativos. Incrementar su capacidad y mejorar su desempeño es indispensable para cumplir con la meta de autosuficiencia energética que plantea el plan.
Además, Pemex debe fortalecer su sector petroquímico y desarrollar medidas que aceleren su transición hacia energías renovables. El objetivo es que la empresa deje de ser una petrolera centrada únicamente en combustibles fósiles y se convierta en una compañía con un portafolio diversificado y sostenible.
Una deuda que limita la capacidad de inversión
Uno de los mayores obstáculos para Pemex es su elevado nivel de endeudamiento. Al segundo trimestre de 2025, la petrolera acumulaba una deuda financiera de 98,786 millones de dólares, lo que la convierte en una de las empresas petroleras más endeudadas del mundo.
Los compromisos financieros son especialmente pesados en el corto y mediano plazo. En lo que resta de 2025, la compañía deberá cubrir 5,100 millones de dólares, mientras que 2026 presenta el mayor reto, con 18,700 millones de dólares en vencimientos. A ello se suma una deuda con proveedores que supera los 20,000 millones de dólares y pasivos laborales que rebasan los 70,000 millones de dólares.
Con este panorama, la capacidad de Pemex para financiar las inversiones necesarias depende en gran medida del apoyo del Gobierno Federal y de su habilidad para atraer nuevo capital.
Las recientes transacciones financieras
En días recientes, Pemex realizó dos transacciones financieras orientadas a captar recursos frescos y reforzar su posición de liquidez. De acuerdo con Moody’s, estas operaciones, junto con el lanzamiento del Plan Estratégico 2025–2035, reflejan el compromiso del gobierno mexicano para sostener la viabilidad operativa y financiera de la compañía.
Si bien estas medidas brindan un respiro a corto plazo, la calificadora advierte que no son suficientes para resolver los problemas estructurales que enfrenta la empresa, especialmente en lo referente a exploración, refinación y transición energética.
El reto de cumplir con la ruta transexenal
El Plan Estratégico de Pemex plantea una visión de largo plazo, con acciones que trascienden administraciones federales. La meta es garantizar un nivel de extracción sostenible de crudo, incrementar la producción de combustibles, petroquímicos y fertilizantes, y reducir la dependencia de las importaciones energéticas.
No obstante, la ejecución de este plan dependerá de la capacidad de Pemex para asegurar los recursos financieros y llevar a cabo los proyectos de modernización en tiempo y forma. Para los analistas, la clave está en si la empresa podrá superar su condición actual de alta deuda y bajo flujo de inversión.
Un futuro en la cuerda floja
Pemex enfrenta un dilema histórico: modernizarse y diversificarse hacia energías más limpias, o permanecer atada a un modelo de negocios cada vez menos rentable y más riesgoso. El Plan Estratégico 2025–2035 marca una ruta clara, pero su éxito dependerá de la disponibilidad de recursos y de la voluntad política de sostener a la petrolera a largo plazo.
Como advirtió Moody’s, las inversiones necesarias son cuantiosas y la deuda es un obstáculo mayúsculo. En este escenario, el futuro de Pemex estará marcado por su capacidad de transformarse sin colapsar financieramente, un reto que definirá no solo el destino de la empresa, sino también la seguridad energética de México.


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