La propuesta del Paquete Económico 2026, que contempla un aumento de hasta 50% en los aranceles a los autos importados de China, desató una ola de especulaciones internacionales. Mientras medios asiáticos alertaban sobre un posible conflicto comercial, en México la atención se centró en las palabras de Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Economía.
El funcionario fue categórico: “No es una medida de inspiración geopolítica, es una medida para proteger nuestro mercado interno”.
Con esta declaración, buscó dejar claro que la decisión está orientada a fortalecer la industria automotriz mexicana y no a tensar las relaciones diplomáticas con China o con otras naciones de Asia.
México y China: entre la competencia y la diplomacia
El Ministerio de Comercio de China reaccionó rápidamente, pidiendo a México “pensar dos veces” antes de aplicar cualquier ajuste arancelario. Pekín recordó que se opone al unilateralismo y proteccionismo, advirtiendo que tomará medidas si considera afectados sus intereses.
Para contextualizar, China mantiene barreras sanitarias y regulatorias que limitan las exportaciones mexicanas. Sin embargo, como explicó Ebrard, estas restricciones nunca han sido vistas como una agresión. La narrativa del secretario apunta a que México busca un “piso parejo” y no una guerra comercial.
¿Qué sectores se verán afectados?
La propuesta arancelaria incluye 1,463 fracciones de productos, equivalentes al 8.6% de las importaciones totales. Aunque el impacto se focaliza en autos provenientes de China, también se verán implicados productos de Indonesia, Tailandia y Corea del Sur.
Ebrard explicó que alrededor del 20% de las importaciones chinas en estas categorías resultarán afectadas. El resto permanecerá sin cambios, lo que muestra que la medida es estratégica y no generalizada.
La narrativa política y el mercado interno
El secretario insistió en que México no exporta vehículos chinos a Estados Unidos, por lo que los aranceles no tienen impacto en la relación trilateral del T-MEC. La estrategia, según Ebrard, responde a la necesidad de defender la producción nacional y ofrecer condiciones más competitivas a la industria automotriz local.
La medida aún deberá discutirse en el Congreso de la Unión, pero refleja un esfuerzo por blindar el mercado interno en un momento en que los autos chinos han ganado presencia por su costo competitivo.
Diplomacia en marcha
Marcelo Ebrard anunció reuniones con el embajador de China en México, Chen Daojiang, así como con diplomáticos de otros países asiáticos. El objetivo es explicar la medida como una decisión comercial, evitando que escale a un conflicto diplomático.
El funcionario resumió su postura en una frase contundente: “Lo que yo tengo que hacer es defender los intereses de México”.
Una estrategia comercial, no geopolítica
La narrativa de Ebrard busca transmitir que México no está tomando partido en una disputa internacional, sino equilibrando su mercado automotriz frente a un panorama de competencia global. El desafío estará en convencer a los socios comerciales de que se trata de una decisión técnica y no política, especialmente cuando China ya prepara su respuesta.


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