Desde la victoria de Donald Trump en EE. UU., la política mexicana ha tenido que adaptarse a nuevas tensiones e incertidumbres, especialmente en el ámbito migratorio y comercial. Frente a la estrategia de Trump, basada en “apostar alto” con recompensas y castigos, México ha comenzado a tomar medidas para reducir la dependencia de su relación económica con EE. UU. y ha dirigido su mirada hacia Asia, específicamente hacia Japón.
La semana pasada, durante el 60 Aniversario de la Cámara Japonesa de Comercio e Industria de México (CJCIM), el gobierno mexicano aprovechó la coyuntura para enviar un mensaje claro a los inversores japoneses: México está abierto y listo para fortalecer su relación con Japón. En este evento, figuras clave como el Canciller Juan Ramón de la Fuente y el Secretario de Economía Marcelo Ebrard destacaron la estabilidad y oportunidades que México ofrece a los inversionistas japoneses en sectores estratégicos, proyectando a México como un aliado confiable y accesible en un contexto de cambios globales.
La propuesta de México para Japón: inversión en sectores estratégicos
El evento de la CJCIM fue un momento crucial para que México presentara su ambicioso plan de diversificación económica a Japón. En el marco de los esfuerzos por reducir la dependencia de productos provenientes de China y otros países asiáticos, México expuso sus proyectos más importantes, incluyendo:
- El Corredor Interoceánico: un proyecto clave que aspira a convertirse en el epicentro de 10 parques industriales para atraer inversión extranjera.
- El Plan Sonora: iniciativa que busca fomentar la producción y el desarrollo sustentable.
- El Tren Maya y otras iniciativas de infraestructura que prometen conectar regiones y fortalecer la economía.
Estos proyectos son fundamentales en el plan mexicano para sustituir importaciones y fomentar una industria local robusta que no dependa exclusivamente de EE. UU. El gobierno de México destacó que los sectores automotriz, aeroespacial, de autopartes, y de energías limpias (especialmente hidrógeno y semiconductores) son algunas de las áreas más prometedoras para la inversión japonesa.
Apuesta por una alianza comercial para prosperidad compartida
México no solo busca inversión; también está comprometido a generar una relación de beneficio mutuo con Japón. Los sectores mencionados no solo representan oportunidades de negocio, sino también el potencial de crear empleos de alta tecnología y transferir conocimiento técnico, logrando una mayor competitividad para la industria mexicana.
Además, sectores prioritarios como el textil, productos metálicos, muebles y calzado representan áreas de colaboración interesantes donde Japón podría aportar tecnología avanzada y experiencia, ayudando a tecnificar la planta productiva mexicana. Esto no solo fortalecería la economía local, sino que ayudaría a México a consolidarse como un proveedor confiable de productos y servicios de alto valor agregado en el mercado internacional.
El reto de atraer y gestionar la inversión extranjera japonesa
Aunque el evento de la CJCIM dejó claro el interés de ambas partes en construir una alianza económica sólida, el verdadero desafío está en concretar y gestionar esta inversión de manera eficaz. El gobierno mexicano enfrenta el reto de crear una política industrial que fomente la sustitución de importaciones en sectores estratégicos sin afectar la relación con Estados Unidos. Para lograr esto, se necesita conectar a los sectores productivos binacionales con una estrategia de política pública clara.
No todas las empresas japonesas están actualmente establecidas en México, por lo que el gobierno también debe tomar la iniciativa de buscarlas en Japón. Esto implica gestión especializada y colaboración binacional que permita a ambos países aprovechar sus fortalezas.
Claves para una relación exitosa con Japón
México cuenta con un marco legal favorable para estrechar sus lazos con Japón, como lo es el Acuerdo de Asociación Económica (AAE) entre ambos países, el cual sienta las bases para una colaboración en áreas de interés común. Sin embargo, para que esta relación prospere, México debe:
- Crear condiciones para empresas mixtas que fortalezcan su capacidad productiva.
- Fomentar la transferencia de tecnología en sectores prioritarios.
- Facilitar la integración de empresas mexicanas en cadenas globales de valor como proveedores de clase mundial.
La expectativa es que esta relación impulse el desarrollo de proveedores T1 y T2 que puedan satisfacer tanto la demanda nacional como internacional, logrando una economía menos dependiente de EE. UU. y más diversificada en socios comerciales.
Conclusión: una oportunidad para el futuro
En un contexto global en constante cambio, la victoria de Trump representa tanto un reto como una oportunidad para México. La colaboración con Japón en sectores clave puede ser una estrategia para fortalecer la economía mexicana y generar un modelo de crecimiento más sostenible y menos vulnerable a las políticas estadounidenses. De lograrse, esta alianza comercial con Japón podría no solo diversificar la economía mexicana, sino también colocar al país en una posición de ventaja en las cadenas globales de suministro.
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