La economía informal, el motor silencioso de México
En México, el 2024 nos dejó un panorama alentador sobre la composición económica del país. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la economía informal representó el 24.8% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2023. Este dato, lejos de ser negativo, evidencia la importancia de este sector para la dinámica económica y revela áreas críticas que merecen atención para su formalización y fortalecimiento.
En contraste, el sector formal contribuyó con el 75.2% del PIB. Estas cifras destacan que, aunque la informalidad sigue siendo una parte significativa de la economía, el crecimiento del sector formal ofrece un camino hacia la estabilidad y la competitividad internacional. Sin embargo, ¿cómo transformar este motor económico oculto en una fuerza sostenible y regulada?
¿Qué es realmente la economía informal en México?
La percepción común suele asociar la informalidad con actividades como el ambulantaje o la venta de productos de contrabando. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja.
División del sector informal:
- Sector informal (SI): Micronegocios sin registros legales básicos. Aunque operan fuera del radar fiscal, generan miles de empleos y son estructuralmente similares a negocios formales. Representaron el 13.8% del PIB en 2023.
- Otras Modalidades de la Informalidad (OMI): Incluye ingresos generados en actividades como agricultura, servicios domésticos y trabajos en empresas formales sin protección laboral adecuada. Contribuyeron un 11% al PIB.
Ambos sectores son vitales para millones de mexicanos, no solo como fuentes de empleo, sino también como pilares para la subsistencia de muchas comunidades.
Distribución y crecimiento de la informalidad
En 2023, los sectores donde predominó la economía informal reflejan la diversidad de este fenómeno:
- Comercio minorista y mayorista: Incrementó su participación de 28.6% a 28.8%.
- Construcción: Subió de 14.6% a 14.7%.
- Sector agropecuario: Creció de 11.4% a 11.6%.
- Otros servicios: Pasó de 5.8% a 6.1%.
Estos datos subrayan que la informalidad no es estática ni homogénea; está profundamente arraigada en sectores esenciales para la economía nacional.
La ruta hacia la formalización: incentivos y nueva política industrial
El desafío para México no es eliminar la informalidad, sino transformarla en formalidad. Esto implica incentivos claros, procesos simplificados y beneficios tangibles para quienes decidan regularizarse.
Recomendaciones clave:
- Simplificación fiscal: El Servicio de Administración Tributaria (SAT) debe implementar procesos más accesibles y menos burocráticos para que los pequeños negocios puedan registrarse.
- Incentivos laborales: Es crucial ofrecer prestaciones atractivas y mejores condiciones salariales que motiven a los trabajadores informales a migrar al sector formal.
- Educación financiera: Capacitar a las pequeñas empresas y emprendedores sobre los beneficios de la formalidad, como acceso a créditos y protección laboral.
- Política industrial inclusiva: Diseñar estrategias que integren a los sectores informales en las cadenas de valor formal, aumentando la productividad y competitividad de la economía nacional.
La nueva política industrial: un cambio necesario
La reciente política industrial en México busca dinamizar sectores clave para impulsar la formalización. En este sentido, una colaboración estratégica entre el gobierno y el sector privado podría garantizar que la transición sea sostenible y beneficie tanto a los trabajadores como a los empresarios.
Un ejemplo exitoso de integración es el auge del comercio minorista formal, que ha absorbido gradualmente a pequeños comerciantes informales gracias a programas de financiamiento y asociación.
De la informalidad al futuro económico de México
La economía informal no debe ser vista como un problema insuperable, sino como una oportunidad para construir una base económica más sólida e inclusiva. Con estrategias adecuadas, México puede convertir este sector en un motor de crecimiento sostenible, impulsando la competitividad de la planta productiva nacional y elevando las condiciones de vida de millones de personas.
Transformar la informalidad en formalidad no solo generará ingresos fiscales, sino que también abrirá las puertas a un México más justo, competitivo y preparado para enfrentar los retos globales.
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