sábado, diciembre 20, 2025

¿Fraternidad fiscal o injusticia tributaria? El debate sobre la nueva reforma fiscal

Cuando Ricardo Monreal anunció la posibilidad de una reforma fiscal que gravará más a quienes “tienen más”, las reacciones no tardaron en llegar. Para algunos, esta propuesta encarna el principio de fraternidad, un ideal que se remonta a la Revolución Francesa, mientras que para otros, es una carga injusta sobre los hombros de la clase media, quienes ya soportan gran parte de los costos del Estado.

Pero, ¿es esta reforma la solución para reducir la desigualdad? Y, más importante aún, ¿realmente representa el espíritu de la fraternidad?

Un principio universal en un contexto mexicano

La fraternidad es quizá el más esquivo de los valores revolucionarios. Mientras que la libertad y la igualdad encuentran soporte en normas y políticas públicas, la fraternidad depende de un cambio en el tejido social, algo que no se puede imponer por decreto ni se logra a través de impuestos.

En México, la desigualdad tiene raíces históricas y estructurales. La plurietnicidad, la falta de acceso a la educación de calidad y la centralización económica son factores que perpetúan un ciclo de pobreza y rezago. ¿Puede un sistema fiscal resolver problemas tan profundos?

La reforma fiscal y sus consecuencias

¿Qué propone Morena?

La iniciativa plantea aumentar los impuestos a los que ganan más para financiar programas sociales y combatir la desigualdad. En el papel, suena bien, pero en la práctica:

  • Carga sobre la clase media: Profesionistas, pequeños empresarios y empleados formales son los que sentirán más el peso de estos impuestos.
  • Sin beneficios tangibles: Este sector ya no depende de servicios públicos como educación o salud, y no perciben mejoras en infraestructura ni seguridad.
  • Confiscatoriedad implícita: La carga fiscal podría rozar niveles que impidan el crecimiento económico personal y colectivo.

Un modelo Robin Hood cuestionable

La idea de “quitarle a los ricos para darle a los pobres” puede ser un eslogan efectivo, pero ignora las verdaderas raíces de la desigualdad. Además, no todos los beneficiarios de programas sociales están en situaciones de necesidad extrema, lo que cuestiona la eficacia del gasto.

¿Dónde está la fraternidad real?

Si bien el principio de fraternidad inspira políticas redistributivas, su verdadera aplicación debe ir más allá de lo financiero. México necesita:

  1. Reforma educativa: Mejorar la calidad de la enseñanza y reducir la brecha entre educación pública y privada.
  2. Generación de empleo: Crear oportunidades para los millones de mexicanos que podrían regresar tras las políticas migratorias de Donald Trump.
  3. Transparencia fiscal: Garantizar que los impuestos se utilicen en programas con resultados medibles.
  4. Fortalecimiento de instituciones: Evitar recortes a universidades públicas, como casi ocurrió con la UNAM.

El desafío de la fraternidad fiscal en un contexto político

La propuesta fiscal surge en un momento delicado para México. Las finanzas públicas enfrentan presión, y los recortes al gasto educativo o de infraestructura ya han levantado alarmas. Sin embargo, cobrar más impuestos sin resolver problemas estructurales solo perpetuará un sistema donde pocos cargan con el peso de muchos.

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