Las exportaciones de vehículos ligeros fueron el punto de quiebre de noviembre de 2025 para la industria automotriz mexicana. En un mes marcado por la cautela económica, los reportes del Inegi llegaron como un balde de agua fría para un sector que venía arrastrando señales de enfriamiento. Los números, lejos de mostrar una recuperación, confirmaron que el frenazo era real: menos envíos al extranjero, menor producción y un mercado doméstico que tampoco respondió como se esperaba.
La historia comenzó a escribirse desde las primeras semanas del mes, cuando las armadoras observaban con preocupación cómo la demanda en Estados Unidos —su principal destino— empezaba a debilitarse. Los rumores arancelarios hicieron que muchos distribuidores estadounidenses se adelantaran a compras previas, pero ese impulso temporal desapareció. Lo que llegó en noviembre fue el efecto contrario: una desaceleración abrupta que golpeó justo donde más duele, en las cifras de exportación.
El Inegi confirmó que México envió 279 mil 342 unidades al extranjero, una caída del 3.45 por ciento frente al mismo periodo del año anterior, convirtiéndose en el tercer retroceso consecutivo. Ésta no era solo una cifra más: era una señal de que la industria pasaba por un punto crítico, y que el cierre del año no traería la recuperación que muchos habían previsto.
Exportaciones y producción: una doble caída que encendió alarmas
La producción tampoco escapó del retroceso. En noviembre, México ensambló 322 mil 206 vehículos ligeros, una caída anual del 8.36 por ciento. Era el cuarto mes consecutivo de números negativos y un reflejo directo de la baja demanda exterior. Las armadoras se vieron obligadas a ajustar ritmos, reducir turnos y planificar un cierre de año menos optimista.
A la mitad del análisis, las exportaciones de vehículos ligeros vuelven a ocupar el centro del escenario. Porque no se trata solo de lo que se dejó de enviar, sino de la forma en que el mercado estadounidense se ha estado comportando. Con un 78.6 por ciento de participación, Estados Unidos sigue siendo el gigante que decide el pulso de la industria mexicana. Pero cuando su demanda cae, las plantas en México lo resienten inmediatamente. Canadá, Alemania y Colombia completaron el resto del mapa, aunque su participación fue insuficiente para compensar la caída general.
Entre enero y noviembre, México exportó 3 millones 160 mil 741 unidades, una baja de 1.6 por ciento respecto al mismo lapso de 2024. La producción acumulada también disminuyó: 3 millones 709 mil 533 unidades, 1.49 por ciento menos que el año previo. Incluso en su medición secuencial —comparando noviembre contra septiembre— la caída fue más drástica: 11.10 por ciento menos en exportaciones y 12.41 por ciento menos en producción.
Ventas internas y contexto económico: un cierre frío para el sector
Y mientras el mercado exterior mostraba debilidad, el mercado interno tampoco ofreció un respiro. La venta de vehículos ligeros en el país alcanzó 148 mil 359 unidades en noviembre, apenas 0.34 por ciento menos que en 2024, pero suficiente para romper una racha de dos lecturas anuales al alza. No fue una caída catastrófica, pero sí simbólica: el consumidor mexicano también se está volviendo más cauteloso.
Factores como el arancel al acero y aluminio, la inflación persistente y la incertidumbre internacional pesaron sobre las decisiones de compra. Comprar un auto —como lo sabe cualquier familia mexicana— no es una decisión menor, y en un contexto económico incierto, muchos optaron por esperar.
En este escenario convulso, la industria enfrenta un cierre de año que será recordado por su volatilidad. Los números del Inegi no solo muestran un retroceso, sino una advertencia: el sector necesita estabilidad, claridad en las reglas comerciales y una recuperación sostenida en la demanda externa.
Y así, mientras la industria analiza lo ocurrido y se prepara para afrontar 2026, una frase se repite al final de este análisis: las exportaciones de vehículos ligeros serán la variable que defina si México recupera su impulso automotriz o si este bache se convierte en una tendencia más prolongada.
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