La cifra no pasó desapercibida: 314,227 vehículos exportados en octubre, una caída del 5.45% respecto al mismo mes del año pasado. En las carreteras de la economía mexicana, el motor automotriz comenzó a perder velocidad. El Inegi confirmó lo que muchos en el sector temían: las tensiones comerciales con Estados Unidos y la escasez de insumos clave están afectando de lleno a la industria automotriz nacional.
El impacto de los aranceles estadounidenses
Las nuevas políticas arancelarias impuestas por Washington han sido un golpe directo. Bajo la sección 232 de la Ley Comercial de 1962, los autos mexicanos enfrentan una tarifa del 15%, que puede elevarse hasta el 25% si no cumplen las reglas de origen del T-MEC.
Estas condiciones han llevado a una disminución en la demanda de vehículos ensamblados en México, en especial de marcas que no logran satisfacer los porcentajes de integración regional exigidos por el tratado. En octubre, las ventas al exterior fueron 14,230 unidades menores, una cifra que refleja la vulnerabilidad del sector ante la política comercial de su principal socio.
Producción a la baja y fábricas en pausa
El panorama no mejora del lado de la producción. México ensambló 367,870 unidades en octubre, lo que representa una caída del 3.72% anual. Parte del descenso se explica por el paro técnico de Honda en Celaya, provocado por la falta de semiconductores, un problema global que sigue afectando a las líneas de montaje.
La planta COMPAS en Aguascalientes, que produce modelos de Infiniti y Mercedes-Benz, también anunció que detendrá la fabricación de Infiniti en noviembre y de Mercedes-Benz en mayo, lo que anticipa un cierre de año más complicado.
Con esto, el acumulado de producción de vehículos ligeros en lo que va del año asciende a 3,389,424 unidades, apenas 0.69% menos que en 2024, pero la tendencia negativa preocupa a los analistas.
Un golpe al orgullo industrial de México
La industria automotriz ha sido por décadas el motor más potente de la economía mexicana, aportando cerca del 4% del PIB nacional y más del 20% de las exportaciones totales. Sin embargo, los recientes descensos revelan que la estabilidad del sector depende cada vez más de factores externos: aranceles, regulaciones del T-MEC y la escasez tecnológica.
Detrás de las cifras hay miles de empleos y familias que dependen del flujo constante de las exportaciones. Si la situación no mejora hacia diciembre, México podría enfrentar una ralentización industrial más profunda en 2026.
El camino hacia la recuperación
Expertos del sector apuntan que la diversificación de mercados y el impulso a la electromovilidad podrían ser claves para revertir la tendencia. Países de Europa y Sudamérica podrían convertirse en destinos estratégicos para reducir la dependencia de Estados Unidos.
Mientras tanto, el país acelera hacia una etapa decisiva: renovar su modelo productivo o quedarse rezagado ante la transición global hacia los autos eléctricos.


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