México y su bajo nivel de recaudación tributaria
En el contexto global, México se encuentra en una posición delicada: la recaudación tributaria representa apenas el 17% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que el promedio de los países de la OCDE es casi del doble. Este dato refleja una brecha significativa que muchos expertos consideran urgente cerrar mediante una reforma fiscal profunda.
Sin embargo, el problema va más allá de los números. La relación entre el Estado y los ciudadanos, la eficiencia en el gasto público y la transparencia son factores clave para analizar la viabilidad de esta propuesta.
El impacto del gasto social y el déficit público
Desde 2018, los gobiernos de la llamada Cuarta Transformación han incrementado significativamente el gasto social, destinando cerca del 30% del presupuesto a este rubro. Si bien esta estrategia busca combatir la desigualdad, también ha generado un alto déficit fiscal y un aumento en el endeudamiento público.
La pregunta clave es: ¿pueden las finanzas públicas soportar este modelo sin aumentar los ingresos? La respuesta parece inclinarse hacia la necesidad de una reforma fiscal, aunque las condiciones actuales plantean grandes retos.
Reformas fiscales: ¿pacto o riesgo?
Una reforma fiscal no es solo una cuestión técnica; es un gran pacto social entre el gobierno y los ciudadanos. Para que este pacto funcione, debe basarse en dos pilares fundamentales:
- Transparencia: Los contribuyentes necesitan saber cómo se utilizan sus impuestos y que estos se invierten de manera eficiente.
- Eficiencia en el gasto público: El gobierno debe garantizar que los recursos se empleen en proyectos y programas con resultados claros y medibles.
Actualmente, ambos pilares parecen estar en entredicho. Desde obras públicas cuestionadas por su opacidad, como el Tren Maya, hasta programas sociales que no han demostrado un impacto real en el desarrollo de los beneficiarios, la percepción pública sobre el uso de los recursos fiscales está lejos de ser positiva.
¿Es el gobierno el mejor administrador de los recursos?
El mal desempeño de iniciativas como el INSABI, la vacuna Patria o el fracaso de la aerolínea estatal Mexicana de Aviación son ejemplos de cómo una mala administración puede convertir recursos valiosos en oportunidades desperdiciadas. En este contexto, aumentar la carga fiscal sin garantizar cambios en la gestión sería perjudicial para los ciudadanos y la economía.
Alternativas a la reforma fiscal tradicional
Frente a esta situación, algunas propuestas han surgido para evitar una reforma fiscal tradicional que podría lesionar aún más a los contribuyentes. Entre ellas destaca la presentada por Jorge Romero, presidente del PAN, quien sugirió reducir los impuestos a las gasolinas.
¿Por qué esta propuesta es relevante?
- Estimula el consumo: Una menor carga fiscal en productos básicos como los combustibles puede liberar recursos para las familias.
- Fomenta la inversión: Empresas y emprendedores tienen más margen para reinvertir en sus negocios.
- Mejora la competitividad: Comparativamente, países como Estados Unidos tienen precios de gasolina más bajos debido a una menor carga fiscal, lo que impulsa su economía.
Incentivar el crecimiento económico antes que aumentar impuestos
México necesita un modelo fiscal que priorice el crecimiento económico, incentivando el consumo y la inversión. Esto requiere:
- Reducir cargas fiscales en sectores estratégicos.
- Fomentar la formalización de la economía para ampliar la base tributaria.
- Asegurar que cada peso recaudado se traduzca en beneficios tangibles para la sociedad.
¿Qué debe hacer México?
Antes de implementar una reforma fiscal que aumente los impuestos, el gobierno debe demostrar que puede administrar de manera eficiente y transparente los recursos existentes. El pacto fiscal no puede ser una imposición, sino un acuerdo basado en la confianza mutua y el compromiso por un mejor futuro.
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